Opinión
Calidad democrática
Esta crisis ha liquidado el diálogo, el debate y ha encapsulado algunos derechos fundamentales. Es eso de por qué lo llaman «alarma» cuando quieren decir «excepción». Para intuir cómo podemos salir está bien que vayamos echando un vistazo a cómo vamos discurriendo. Si todo sigue, en la vía comunicativa, por la tensión ideológica y ese todo vale de cuentas fake y noticias forzadas estamos ya gestando lo que será una democracia de mala calidad… ruido y trampas. Mirando a China, primero con desprecio y ahora como suplicantes, cunde la especie de que un modelo autoritario responde mejor a esta crisis. Ya hemos escuchado antes eso de España no es Grecia, ahora toca el España no es China. Bueno, en este limbo exento de controles parlamentarios y en el que la seguridad o su promesa ha vencido a la libertad, se han dado algunos pasos muy ilustrativos de control propios de regímenes que tienen la democracia como exotismo cíclico. En estos territorios legales de la excepcionalidad está la atribución a la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial de autorizar una aplicación para la geolocalización y para que llegue información de terceros. Es lógico que las operadoras que colaboran quieran en algún momento su parte de este mercado de datos. Todo para controlar la pandemia, como el estudio DATACOVID, también con el mismo propósito. El caparazón lo pone el Ministerio de Sanidad pero el control de los datos corresponde a Economía que dispondrá de una herramienta estructural, más allá de la crisis sanitaria o asistencial ,que tiene que ver con lo social y sin duda lo económico. En una situación de aturdimiento general e incertidumbre nadie va a renunciar a saber no solo si el ciudadano se desplaza entre comunidades autónomas, que es el objetivo confesado y escrito de la aplicación, sino a conocer la información que guardan nuestros dispositivos. Los datos son el poder y viceversa… una golosina. Preguntado por esto el vicepresidente Iglesias, en una entrevista en el diario.es, reconocía que no se ha producido ese debate pendiente porque respondía: «Genera un debate enormemente complejo, porque esos sistemas de control muchas veces chocan con nuestros valores democráticos, que tienen que ver con derechos y libertades individuales… Creo que es un debate que tenemos que tener y tratar de hacer compatible la salvaguarda de nuestros valores democráticos con una necesidad de seguridad que en este caso sirve para salvar vidas (…) Pero un gobierno democrático tiene que ser enormemente escrupuloso». Entiendo, por esta respuesta, que en el seno del Gobierno hay decisiones que no se toman en Consejo o que cuesta asumir decisiones ya en marcha.
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