Opinión
Operación Bikini
En el poder, donde se toman las decisiones, están preparando la «operación bikini» o cómo pasar de la alarma a las vacaciones sin algo parecido a una explosión social. Existe el temor de que la posibilidad de salida «libre» a la calle derive en una amalgama de protestas variopintas en origen y reivindicación que puedan terminar en disturbios o enfrentamientos. El 1 de mayo el Tribunal Constitucional se quitó de encima la cuestión del derecho de manifestación poniendo por delante la «integridad de las personas y la salud pública». No tocaba y el Presidente del TC puso su presidencia sobre la mesa para parar ese debate. El plan pasa por mantener la alarma mientras duren las fases de la desescalada. Mientras tanto azuzar la bronca entre Moncloa y la Puerta del Sol. En esta dialéctica el líder del PP ha desaparecido y ha vuelto Aznar por sus fueros y sus foros para dejar claro quien es su apuesta para esta batalla. Esta estrategia sirve al Gobierno de Sánchez que lo que necesita es ganar tiempo para que el verano llegue cuanto antes. La tarea del inexistente «comité de evaluación» es una gran creación. El lunes el doctor Simón se plantó y sentenció que las decisiones las toma el Ministro. Salvador conoce su condición de cortafuegos y asume lo que le sugieren desde Palacio. El adobo de expertos se ha usado demasiado y repite. Ya cantó Aute aquello «la ciencia es una estrategia. Es una forma de atar la verdad», lo que pasa es que ningún político es consciente de estar siempre de paso. Por eso hay que llegar sin daños estructurales al estío de turismo interior, autarquía y despendole al que no le va a faltar ni su canción. Ingeniería social. España tiene que pasar del teletrabajo al ocio sin espacio para la reivindicación ni para el recuerdo. Se han encendido algunas alarmas. Ahí está el episodio dominical en Nuñez de Balboa, la cacerolada convertida en «fiesta» por las agencias de noticias pero con la policía nacional llamando puerta a puerta. Mientras sean «fachas» se alimenta el relato… lo que pasa es que hay ya movimientos entre sanitarios, familiares de fallecidos, empresarios, desesperados varios, como se puede ver en los aliviaderos de las redes y en las querellas que van llegando al Supremo. La incógnita y por tanto el peligro es que lo que se está gestando va más allá de las ideologías y puede que algunas sean alentadas por partidos, como VOX, pero van a trascender las pautas que conocimos en el siglo XX. Entraremos en una nueva era social y habrá que decidir si lo hacemos a palos.
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