Opinión

Alarma urgente

El Gobierno propone y Ciudadanos dispone. Los de Arrimadas han tumbado los planes del Consejo de Ministros y han decidido estar con el PSOE y atarlo en corto. De quince en quince días como dice la Constitución. Se ha demostrado que de los dos fichajes Edmundo era el bueno el otro se disipa. En la parte de propaganda que tiene todo triunfo dice la nota naranja: «Gracias al papel de Ciudadanos, no se va a producir ninguna mesa de negociación con ERC ni los separatistas para dinamitar la igualdad entre españoles». El Ministro Salvador Illa, que es mandamás del PSC y hombre tranquilo, no ha desmentido eso de hacer leña con la mesa y, de facto, aparcar por una temporada larga la «cuestión catalana». Por la alarma lo urgente supera a lo que nos dijeron que era importante. Mientras tanto ERC en el monte, Podemos en el Gobierno y el líder del PP con un tuit con hora de caducidad sobre «la subasta de votos» y las peticiones separatistas: «retomar la mesa por la independencia y sacar de la cárcel terroristas de ETA». El acuerdo y el escenario para esta próxima quincena hay que analizarlo en un entorno electoral puro con comicios en Galicia y País Vasco. ¿Qué puede quedar de aquel pacto de populares y naranjas cuando todavía estaban con lo de la unidad del centro derecha? Nada. En estas elecciones, si todo va como marcan las encuestas, saldrán reforzados Feijoo y Urkullu. Ni socialistas ni ciudadanos están llamados al triunfo. Unos porque tienen difícil ganar y casi imposible gobernar, otros porque no tienen estructura más allá del huequecito ofrecido por los populares. Atentos a la vuelta del verano con esta «coyunda condicionada» de PSOE y Ciudadanos. Ambos se van a quedar fuera del éxito electoral de julio pero pueden dar la vuelta a 3 o 4 gobiernos autonómicos y a varias ciudades importantes de España. Ciudadanos se juega su supervivencia en aportar renovación en el juego de pactos, ganar esas manos que ofrece la geometría variable y cumplir «golpe a golpe» su programa liberal, abierto y bisagra aunque algunos solo quisieran ser picaporte o aldaba… y así les fue, todavía resuena el portazo. Estamos metidos en tiempos de negociaciones discretas e intensas para todos. Los que no estén en el juego y se queden solo en el «jarabe» van a tener que dar explicaciones. Este verano Madrid no va a ser Baden Baden sino el campo de batalla de unas cuantas maniobras políticas, algunas oriundas y otras de importación. Esta alarma puede ser el inicio de una «discreta» amistad.