Opinión

Visit Spain

Este verano de turismo interior y ausencia de extranjeros es un momento idóneo para pasear por la exposición de Ramón Masat en el Espacio Tabacalera de Madrid. El «paraíso» que éramos hasta la pandemia comenzó con ese lema. Cuenta el comisario, Chema Conesa, que «Terminada la guerra en Europa, el régimen franquista intentaba posicionares en el nuevo orden mundial y de paso conseguir ingresos para la exhausta economía. La posibilidad que ofrecía el inicio de la cultura del viaje y una oferta barata, iniciaron el proceso que convertiría el turismo en industria nacional una década después». Es entre 1955 y 1965 cuando Masat a bordo de un 600 hizo un retrato de la España a la que se le colaban los desdentados entre la propaganda y el boato. Esa que proclamaban grande y libre se aparece en las frescas naves de Tabacalera dura, pobre y ¿lejana? Nos recibe un baño de los Franco con el soniquete del NODO, geranios de flores blancas y rojas nos llevan hasta el discurso del dictador, misa de campaña, subasta benéfica y falangistas. Un niño se agarra a un pan y llora ante una abuela enfadada, o quizá era su madre, antes las madres parecían abuelas. Al lado un maletilla en la Casa de Campo y los Guardias que miran al lago. Los pequeños juegan a las corridas y el becerro salta la tapia en la tienta de Borox. De Barcelona a Madrid, como el propio Masat y después los pueblos y las fiestas. Una boda en Sotosalbos, un perro en los San Fermines, los niños ríen en Peñaranda de Duero y los jornaleros se arropan en Tierra de Campos. Hay misa de las madres de la División Azul, cursillos de cristiandad, un hombre se confiesa y el cura exagera el tormento. Canta Marisol en una sala de mesa camilla y radio. Se hace el silencio en los sótanos de la Dirección General de Seguridad y una lotera… que Dios reparta suerte. Yves Saint Laurent en una fiesta en casa de Antonio el Bailarín, el Cid descansa en Cuenca y Berlanga luce bigote. En Robredarcas un paisano ofrece pan y grita Luis Buñuel. La cabra mira el partido de fútbol, el guiri la cabeza de toro disecada y los hermanos Foseros de la Misericordia cavan tumbas en Guadix. Un toro sobre las patas delanteras muere componiendo un Gólgota efímero con el estoque y las banderillas… y el seminarista con sotana se estira para evitar el gol. Siempre había pensado que ese balón entró, vista la foto de cerca tengo dudas. Tampoco tengo claro que hayamos enterrado el rastro siniestro de aquella España.