Opinión

Noticias de Palacio

«Esta semana pasará algo» me dice una fuente que bebe en uno de los dos caños donde se está enganchando la manguera para tratar de apagar lo del «emérito». También iba a pasar algo el pasado fin de semana pero entre cumbres europeas y tensiones entre unos palacios y otros no pasó nada de relevancia pública. Mientras tanto cada mañana se suceden las noticias sobre las trapisondas, negocios, trucos y tratos de Juan Carlos de Borbón. A unos se las pasan los abogados de Corinna, a otros los que están poniendo orden en el proceso, algunos dicen que les llegan de Suiza… los hay que incluso borran algunos párrafos para completar otro día algún capítulo. Para que no falte nada ni nadie también hay grabaciones, estamos a días de que nos enteremos de las costumbres, prácticas o hábitos sexuales porque en esas conversaciones seguro que se habla de todo, «pasta y cebolleta» son asuntos del mismo guiso. Esto no es obra de finos francotiradores, son artilleros con bombas de racimo que no preguntan por los civiles. En las defensas han colocado a veteranos soldados de la palabra que no pasan del argumento de «la pelandusca roba viejos» y, claro, así es imposible contener la difusión en folletín del escándalo e incluso no sentir vergüenza ajena. Fue el todavía «emérito» el que dotó de contenido, significado, peso, cuerpo e institucionalidad a la corona. En certera coyunda con Felipe González asentaron la modalidad de jefatura del Estado y borraron todo rastro de reliquia de antiguo régimen. Es inevitable que lo que estamos conociendo liquide la aportación histórica, habrá que esperar a los funerales como siempre en España, y que afecte a la propia institución ahora encabezada por su hijo. Ya ha avisado Podemos, se me entiende todo, que después de la casta y las cloacas el nuevo argumento es la lucha contra la corrupción asociada a los Borbones, así en general. El otro día iban a analizar el fracaso electoral y terminaron por repúblicas. Ahora que Bruselas vigila y puede bloquear determinadas políticas y que el desarrollo de algunas de las recogidas en el pacto de gobierno tendrán que esperar, este asunto de reyes va a ser azuzado por los morados. Ahí están independentistas y nacionalistas dispuestos al aplauso. Ahora no se trata solo de criticar que la parte socialista del Gobierno no hace nada para limitar la erosión de la institución. Si hay que hacer un cortafuegos para que Felipe VI no sufra quemaduras tendrán que ser los partidos autoproclamados constitucionalistas los que se pongan a trabajar unidos. Dejar pasar los días es una trampa.