Opinión

Escarabajo y regulación

Algunos escarabajos pueden conducir al descubrimiento de valiosos tesoros, como en el célebre cuento de Edgar Allan Poe. Otros, en cambio, pueden poner en peligro valiosas riquezas medioambientales. Es el caso del «Cerambyx Cerdo» y su pariente cercano el «Cerambyx Welensii». Junto con el hongo de la «seca» son los principales exterminadores de la encina y el alcornoque en el monte mediterráneo.

Ambos escarabajos devoran el interior de las encinas causándoles la muerte. Y no es fácil para las gentes del campo lidiar con ellos. Los Cerambyx son resistentes a los insecticidas, y además están altamente protegidos.

Tenemos aquí, una vez más, la prueba del peligro que representa el hombre para el medio ambiente, en particular la combinación de varios hombres: políticos, reguladores y ecologistas. Suelen ser nocivos para el medio ambiente y para la libertad.

Tradicionalmente, este coleóptero xilófogo contribuía, como suelen hacer los seres vivos, al equilibrio natural. Leí en el blog «espiritudearbol» lo siguiente: «ataca a los individuos viejos o enfermos; completan el proceso hongos e insectos que colonizan las galerías para acelerar la descomposición de los viejos árboles, que formarán parte de la tierra y darán paso y espacio a los jóvenes; cumple pues un importante papel en la regeneración de la masa arbórea».

El equilibrio se ha visto alterado en las últimas décadas por la disminución de las encinas y los alcornoques, y la sobreexplotación ganadera, agrícola y forestal.

Esto ha dejado al escarabajo un campo tan expedito que «La Gaceta de Salamanca» habló directamente de «pesadilla contra la que no se puede luchar». Efectivamente, «el insecto, protegido por la Unión Europea, amenaza con dejar sin encinas ni robles a gran parte del oeste salmantino».

Como la normativa de la Unión Europea impide la fumigación, numerosas personas temen una letal proliferación de los Cerambyx en encinares, robledales y campos de alcornoques.

Con su habitual iniciativa, las mujeres y los hombres del campo han buscado remedios caseros, como trampas o la colocación de nidos para aves predadoras del bicho en cuestión. Los reguladores, bondadosos, admiten que sí, en efecto, hay tratamientos contra el escarabajo. Pero ninguno está autorizado.