Opinión

Croquetas 221

Va corriendo Ciudadanos detrás de Sánchez para reconvertirlo. Es un gesto encomiable y a la vez cómico. Sánchez es ese chaval que un día se va de casa y al que su madre se empeña en seguir lavándole la ropa para que al menos salga a la calle vestido con cierta decencia. También le envía comida de casa para que se alimente como es debido. Arrimadas y Edmundo Bal se ven en esta cosa de perseguir a Sánchez por el Congreso con las croquetas 221 y le envían tuppers de centrismo porque, suponen, le gustarán y quizás así se plantee volver a un espacio político razonable. Ciudadanos ha encontrado esta misión de pactar con Pedro Sánchez lo que sea, que pruebe siquiera un bocado de cordura, la magdalena de Proust parlamentaria que lo traslade a los reinos de calma de su infancia política, cuando juraba que no pactaría con Bildu, cuando gobernar con Podemos le quitaba el sueño, y cuando, en general prometió a sus votantes hacer exactamente lo contrario de lo que ha hecho. Ah, aquellos tiempos en los que el PSOE era el PSOE. La mayor equivocación de Inés Arrimadas consiste en creer tácticamente que Sánchez va a volver al centro y al constitucionalismo. Se equivocó la paloma y también mi Españita cuando pensó que las cesiones a los independentistas y los pactos con Bildu eran un peaje incómodo a cambio de mantener la aritmética de su poder poco menos que eterno. Alguien creyó que Sánchez habitaba en una foto de familia con Otegi, Junqueras, Iglesias y las bananerías del Foro de Sao Paulo porque los partidos constitucionales no le ofrecían su apoyo con suficiente generosidad. Se aceptó el marco de que metía a los lobos en la ciudad porque no tenía más remedio que hacerlo. Pero con el tiempo, Frankenstein se ha revelado como una vocación en sí misma, sin ambages, sin disimulo y sin límite. Así durante 1.400 días y otros 1.400, por qué no, Sánchez cabalgará esta cosa enloquecida de pactar con los mayores enemigos de su nación y asentará su poder en una nueva legitimidad, una Segunda Transición que consiste en ceder con inmensa alegría a todos los desafíos que amenazaron a la primera.