Opinión

Exterroristas y mejores personas

Antes, a la política había que venir rico de casa, pero ahora lo mejor es venir robado. Luis Nieto, condenado por atracar una sucursal de la Caja de Ahorros de Orense en 1981, ha sido elegido candidato a las primarias de Podemos por Madrid. Dicen que asaltó el banco para financiar una banda terrorista, y al parecer, este hecho mejora las cosas. El golpe se enmarcó dentro de una acción del grupo armado independentista gallego Loita Armada Revolucionaria y le valió una condena de cinco años de la Audiencia Nacional. Cuando consiguen matar, las bandas terroristas y sus miembros alcanzan el grado de desprecio que corresponde al asesino, pero si no lo consiguen, se les considera una cuadrilla de tipos simpaticotes. ¡Unos idealistas! No sabría decir si Nieto cumplió su pena, porque dos años después lo indultó Felipe González. Parece que sí. No tiene cuentas con la justicia y tampoco con su reputación. Es un ciudadano más.

Había otro candidato que no había sido atracador y terrorista, pero eligieron a este. También Sánchez eligió a Bildu. Sabíamos que algunos políticos terminarían en la cárcel, pero no imaginamos que vendrían de ella. Que igual vamos a enterarnos ahora de que la entrada en política de un tipo que formara parte de una banda terrorista es un triunfo de la política misma. Se quejaban de que llegaran al escaño sin dar ni golpe; aquí tienen los historiales delictivos. Se celebran mucho los acuerdos con Bildu y Arnaldo Otegi, otro buen exterrorista y mejor persona. ¿No es para llevárselo a casa? El pasado armado de un grupo político no es una vergüenza a esconder; se ha convertido en un triunfo. Cómo me priva esta idea que se va perfilando del Congreso de los Diputados como espacio de reinserción y de redención: la famosa ejemplaridad, pero a saber de qué. No sé qué hacemos buscando talento en las universidades estando las cárceles llenas de futuros líderes. Ya imagino a mis hijos el día de mañana en una entrevista de trabajo sentándose delante de un señor director de personal que de pronto les pregunta: «A ver, chaval, ¿tú qué golpe has dado en la vida?»