Opinión

Iglesias, Rey

Todas las obsesiones son admirables, pues guardan una debilidad gustosamente literaria. A Truman Capote le interesaba de manera enfermiza el claqué y a Pablo Iglesias, los reyes de España. En la matraca de la republicanía del líder podenco con la Corona se dibuja un sugerente espejo en el que este sueña secretamente con adquirir la forma de aquello que critica. Así tenemos el discurso del Rey de Nochebuena y el discursito de Pablo Iglesias, que es el último paralelismo del líder de Podemos con su némesis de Zarzuela. Me sugiere mucho esta cosa de Iglesias, Rey a su manera. La monarquía española siempre ha sido muy republicana, y la república de Iglesias es profundamente monárquica, y así se dibuja, frente a los Borbones, el contrapunto civil del Galapagarato, con su palacio, su dinastía y sobre todo su monarca Pablo que el Pueblo de españa (aka ‘la gente’) puede imaginar en diversos lances deportivos en los dominios de su residencia, por qué no en el trampolín de su piscina. Felipe VI no tiene corona física, pero Iglesias tiene la tinaja del jardín, una corte y una familia política en la que uno está o no está. Me tienta hasta referirme al hecho consorte por el que Iglesias es el vicepresidente del Gobierno y su mujer, Irene Montero, la ministra de Igualdad. Por mucho que alguien defienda de manera más o menos forzada los méritos individuales que la llevaron a ocupar tal puesto como lo podría haber ocupado cualquier mujer, ahí está y ese es su derecho, pero simbólicamente alude a un cierto linaje civil y a la existencia de una genealogía de mujeres que se dice que entran y salen de la heráldica del poder del partido dependiendo de si gozan o no del favor del líder-monarca.

Esta cosa de hablar de la casa páblica la comenzó el propio Iglesias cuando preguntó a la gente si debía mudarse al chalé, y está muy bien que así lo hiciera pues constituye la muestra de que en este país, una pareja joven con hijos puede prosperar y debe. La Corona se ha empeñado en demostrar que un Rey puede comportarse como un chico cualquiera, ¿acaso un chico cualquiera no puede comportarse como un Rey?