Salvador Illa
Las chapuzas de Illa y Simón
La triste realidad es que el gobierno socialista-comunista ha sido incapaz de garantizar el suministro necesario para cumplir los objetivos
otras ocasiones he tenido la oportunidad de glosar la ineficacia del chapucero ministro de Sanidad, Salvador Illa, y su paladín, Fernando Simón. Desde el primer momento demostraron que la situación les desbordaba y que su inconsistente formación hacía que fueran las personas menos adecuadas para ocupar esos cargos. A pesar de los errores cometidos, las meteduras de pata o la imprevisión sistemática consiguen un elevado grado de aceptación ante la opinión pública. Esto dice poco del criterio de las personas encuestadas que empatizan con dos incompetentes, como bien demuestran los datos objetivos. He de reconocer que no me asombra. Los españoles somos muy poco exigentes con nuestros políticos, a diferencia de lo que sucede en los países del norte de Europa. En cambio, hemos visto como la izquierda política y mediática arremetía con ardoroso frenesí contra Isabel Díaz Ayuso, aunque cuando se confirmaba que tenía razón no se ha producido el menor atisbo de disculpa. A esto no es ajeno que es joven y mujer. Hay un claro machismo soterrado cuando se trata de políticas del PP. Madrid ha tenido que suspender la vacunación a los sanitarios en primera línea por falta de dosis. Los madrileños se lo tienen que agradecer a la magnífica planificación de la pareja feliz que dirige el ministerio. En cambio, Sánchez no ha tenido inconveniente en regalar 30.000 vacunas a Andorra, porque es bueno no olvidar que hay 15.000 votantes catalanes y las elecciones autonómicas son dentro de unos días. Esto permite que los catalanes comprobemos la magnanimidad de nuestro presidente. Illa y Simón han decidido castigar a Madrid, que había planificado bien, entregando las dosis que le correspondía a otras comunidades más afectas a la Nueva Política. La situación es tan escandalosa como indignante. Hace poco nos decían que tendríamos hasta siete vacunas para elegir y que se podrían realizar las ansiadas vacunaciones a muy buen ritmo. La triste realidad es que el gobierno socialista-comunista ha sido incapaz de garantizar el suministro necesario para cumplir los objetivos. A pesar de ello, la izquierda mediática seguirá atacando a Ayuso, mientras ensalza a la coalición gubernamental, pide que no se politice la pandemia y apoya con el fervor de los palmeros a Illa para que gobierne en Cataluña con los independentistas. Todos recordamos cómo politizaron la crisis del Ébola, infinitamente menos grave, y las manifestaciones para salvar al perro Excálibur, que fue sacrificado por decisión de la autoridad sanitaria. Como tengo cuatro perros nadie me puede acusar de no querer a los animales al recordar aquel despropósito partidista de la izquierda.
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