Política

El tiro de gracia a Iglesias

Hace ya tiempo que Podemos ha entrado en caída, solo los juegos tácticos y mediáticos del líder morado impiden que la caída sea más rápida

Pablo Iglesias siempre ha querido ser presidente del gobierno, pero el sorpasso no llegó nunca y tuvo que cambiar la estrategia.

Para una mayoría, se conformó con ser vicepresidente, para otros, era un camino diferente para llegar a la Moncloa, primero una cartera y, después, la presidencia. Las dos interpretaciones son antitéticas y representan las dos posiciones que hay dentro de Podemos.

Gloria Elizo, vicepresidenta del Congreso, se ha apuntado a la primera de las argumentaciones. En una entrevista reciente, lanza dardos contra Iglesias y construye un relato crítico contra la estrategia seguida por la organización.

Aporta dos pistas sobre cuál va a ser el ataque para descabalgar al líder. La primera es una enmienda a la totalidad al gobierno de coalición. No le falta razón, en los gobiernos multicolores siempre la ventaja es para el mayoritario porque la figura del presidente capitaliza lo bueno, si embargo, los desatinos se reparten a escote.

Pero la carga de profundidad de los críticos con Iglesias es que se ha rendido ante el PSOE, ya no tiene como objetivo vencer sino ser necesario para los socialistas.

La segunda línea de ataque es la afirmación de que sigue siendo necesaria una fuerza política que conecte con el descontento y que se mantenga alejada de las organizaciones clásicas. Vamos, lo que viene a ser una reedición del 15M.

Electoralmente, hace ya tiempo que Podemos ha entrado en caída, solo los juegos tácticos y mediáticos del líder morado impiden que la caída sea más rápida. Sin embargo, internamente nunca se había articulado un discurso tan sencillo como demoledor contra Iglesias.

Existen partidos con vocación de pervivencia, como el PSOE o PP y partidos que nacen, crecen y caen muy rápidamente. Le pasó a UPyD de Rosa Diez, que no llegó ni a la condición de bisagra y es lo que le va a ocurrir también a Ciudadanos y a Podemos.

Surgieron para dar forma a la frustración social que trajo consigo la triple crisis del 2008, pero una cosa bien distinta es construir una idea sólida de país y saber gobernarlo.

Son incompatibles los círculos y los debates interminables sobre todos los temas posibles con una acción eficaz de gobierno, pero lo que es realmente contradictorio es llegar al Congreso de los Diputados para acabar con la “casta” para, a la primera de cambio, ser el doméstico de la presunta casta.

Lo que hay de fondo es que lo que siempre ha querido la clase dirigente morada es el poder, el discurso revolucionario fue el instrumento necesario para lograrlo. No es algo diferente lo que intentan articular militantes como Elizo, es la misma estrategia con el mismo objetivo, pero, esta vez, para ellos no para Pablo.

Es cuestión de tiempo que se produzca el éxodo desde el paraíso prometido hacia la casa común socialista. Errejón está en ello desde hace tiempo y, en la medida que vaya perdiendo cargos púbicos, será lo que ocurrirá con los podemistas. Solo queda por ver, como espectadores, cómo se disparan entre ellos mientras tanto.