Opinión

El Cuaderno de Chapu Apaolaza: “Dame veneno”

En mi Españita no hay más Iglesias que las de Pablo, Santo Padre de la nueva izquierda, Nuestra Señora de Galapagar y la reliquia de la tinaja de agua bendita

Se han metido con Doña Leonor porque la van a mandar a estudiar a Gales, y le han hecho unas bromillas en Televisión Española. ¡Cuánto mejor estaría en Caracas!, piensan algunos. Debería saber la Princesa de Asturias que en Gales este año la primavera caerá en miércoles. Aquí han florecido los almendros por sorpresa en lo que parece un bombardeo blanco y rosa sobre esta noche que parece que no termina nunca. Qué larga, la madrugada del enfermo. Han avisado los epidemiólogos que habrá que repetir la vacuna cada año, pero siempre será mejor que morir cada año.

El Obispo de Cartagena se ha colado en una residencia para vacunarse. Si alcanzamos la inmunidad de rebaño, necesitaremos un pastor. En mi Españita no hay más Iglesias que las de Pablo, Santo Padre de la nueva izquierda, Nuestra Señora de Galapagar y la reliquia de la tinaja de agua bendita. Coleta y solideo, pastor insobornable de la iglesia galapagariana y por momentos palmariana, tumbado en una tabla de madera se estudia los sermones de las series y también los programas de telepredicadores del Foro de Sao Paulo. Echenique va de monaguillo y dice que Iglesias puede dar gracias de que España no lo ha envenenado con Polonio, Rubidio, Cesio y Francio -dame veneno que quiero morir-.

Hasta Sánchez, que ya habla en elipsis casi de jefe de Estado, le ha recriminado toreramente que el cielo que hay que asaltar está en la Tierra. Pero allá va cantando el salmo de la normalidad democrática según el que el gobernante que comete un delito no debe de pasar por la cárcel y las leyes de los hombres mandan contra la voluntad del pueblo. Se ve que un candidato del partido de la gente no puede llegar a vicepresidente.

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