Pandemia
Hostelería
Cuando termine la pandemia todavía nos esperará un doloroso período de reajustes en aquellas áreas de la economía que se han visto financieramente o comercialmente laminadas
Si algún titular debería dejarnos los malos datos de empleo del mes de febrero es que una parte de la economía española -particularmente, aquélla relacionada con la hostelería y las actividades recreativas- no levanta cabeza mientras que, poco a poco, el resto del tejido productivo sí va recuperándose. No en vano, más de la mitad de las pérdidas de afiliados a la Seguridad Social durante el último año así como más de la mitad de los trabajadores en ERTE aparecen concentrados en estas dos área de actividad. De hecho, si excluimos a la hostelería y las actividades recreativas de la Seguridad Social, el número de afiliados en febrero evolucionó a la par que en el período pre-pandemia: son estos sectores, pues, los que explican las malas cifras de paro y ocupación. Evidentemente, la razón principal de que estas actividades no estén funcionando y de que, por consiguiente, no puedan reabsorber todo el empleo que proporcionaban antes de la pandemia son las restricciones impuestas a la movilidad social para minimizar el riesgo de contagio. Y, en ese sentido, cabría pensar que, una vez la pandemia haya sido superada, tales sectores podrán regresar a sus niveles normales de actividad y generar rápidamente empleo. Pero, al respecto, existen dos obstáculos que no conviene desdeñar. Primero, muchas de esas empresas puede que no sobrevivan financieramente hasta que termine la pandemia: tantos meses con ingresos casi nulos y con gastos elevados terminarán descapitalizando a muchas compañías que, en consecuencia, no estarán en posición de reabrir cuando se normalicen las relaciones sociales. Segundo, incluso entre las empresas que sobrevivan financieramente, las habrá que dejarán de ser rentables en un mundo post-pandemia: si se producen cambios en los hábitos de consumo relativamente persistentes (por ejemplo, si el influjo de turistas extranjeros no es tan elevado como lo fue antes de 2020), otros tantos de esos negocios tampoco podrán mantenerse en pie. En suma, cuando termine la pandemia todavía nos esperará un doloroso período de reajustes en aquellas áreas de la economía que se han visto financieramente o comercialmente laminadas. Frente a ello, acaso sólo quepa reclamar que el Gobierno no encarezca los costes de toda esta imprescindible reestructuración
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