Industria del automóvil

¡Son los semiconductores, estúpido! (El petróleo de la era digital)

Los planes europeos para reinvertir en fabricar semiconductores de vanguardia pueden quedarse cortos y llegar tarde.

Miguel Ángel Solana Campins

Desde que en 1958 Jack Kilby fabricó en Texas Instrument el primer semiconductor para la Fuerza Aérea de EEUU, su producción no ha parado de crecer. Se usan en todos los equipos electrónicos modernos, móviles, computadoras, reproductores MP3, equipos médicos, televisores,… revolucionando el mundo actual. Sus ventas suelen servir como uno de los termómetros para las predicciones macroeconómicas. Son tan indispensables que equivalen al petróleo de la era digital.

Hoy, no solo tenemos la crisis del coronavirus, sino además la de los semiconductores, cuyos efectos se dejan notar en una industria clave como la automovilística, que lo necesita para sus circuitos electrónicos. Multinacionales como General Motors, Ford, Nissan, Honda o Volkswagen han visto frenada su producción en distintos países, paralizando fábricas enteras.

El origen de la crisis está relacionado con el Covid, ya que cuando los gobiernos empezaron a decretar confinamientos, la mayoría de fabricantes optaron por cancelar los encargos de semiconductores para la automoción adaptando sus instalaciones. Pero el boom que experimentó la electrónica de consumo, derivado del teletrabajo acabó por tensionar el mercado hasta extremos nunca vistos, para fabricar ordenadores, móviles, tabletas…. El problema ha venido al recuperarse la venta de automóviles antes de lo previsto y reiniciar los pedidos de semiconductores, aunque todavía sólo supongan el 10% del total. En la situación actual nadie tiene claro cuándo podrá resolverse. Hay previsiones que creen que hasta bien entrado 2022 no se recuperará elritmo prepandémico salvo en casos concretos como los circuitos para equipos 5G.

La crisis ha golpeado también a Microsoft, Sony, Lenovo, HP o Dell, desbordados ante la avalancha de pedidos. Compañías como ST Microelectronics NXP ya han comunicado hasta un 15% de incremento de precios a sus clientes.

La mayoría de los semiconductores se fabrican en Asia. Sólo en Corea del Sur y Taiwán concentran el 83% del mercado de microprocesadores y crean siete de cada diez chips de memoria. La economía taiwanesa fue la que mejor se comportó en 2020 en Asia, creciendo un 2,8% gracias a su tejido tecnológico y su eficaz lucha anti-covid por no fiarse de Pekín.

Además de la poca capacidad para producirlos, cabe señalar que no es una industria flexible. Poner una fábrica en marcha es un proceso lento, que para alcanzar la producción puede demorar un año. El mayor contratiempo ha sido para Europa y EEUU, que tenía en los años noventa un 38% del mercado, y hoy sólo el 12%, por la externalización de la producción a Asia.

La “República Popular China” pese a no tener ninguna empresa entre las principales fabricantes de semiconductores, es el primer productor de silicio, material básico para su fabricación. Los semiconductores son su segundo artículo de importación, tras el petróleo. Su enfrentamiento comercial y tecnológico con EEUU se libra también en la llamada “guerra de chips”. Y ha hecho del rápido desarrollo de su industria de semiconductores, un pilar de la estrategia Made in China 2025. Misión nada fácil, ya que para hacer chips de última generación, se necesita alta tecnología, experiencia y un cualificado capital humano. Lleva años intentando hacer sus propios chips con resultados mediocres.

Corea del Sur y la “República de China”, o sea Taiwán, como muchos países han mostrado reticencias hacia los semiconductores de la República Popular y han entrado en disputas por controlar el mercado. Japón ha restringido la exportación de determinados compuestos necesarios para fabricarlos, alegando podrían ser utilizados con fines militares

Europa es consciente de sus problemas para retener su soberanía productiva en un sector clave como el industrial. La escasez de chips amenaza fragilizar la propia industria automovilística alemana. La Unión Europea quiere cerrar un acuerdo con una multinacional destacada, como TSCM o Samsung, para instalar una de sus plantas dentro de sus fronteras. Esto permitiría reducir la dependencia de Taiwán o Corea al tener un proveedor de proximidad y conseguir los conocimientos necesarios para evitar el periodo de aprendizaje que requiere esta industria.

Hace décadas, Europa era uno de los centros mundiales de fabricación de semiconductores, pero se ha reducido en los últimos 20 años. Los diseñadores de chips para coches, como NXP Semiconductors e Infineon Technologies, prefieren subcontratar gran parte de la producción a gigantes como TSMC y otros.

De modo que los planes europeos para reinvertir en fabricar semiconductores de vanguardia pueden quedarse cortos y llegar tarde. Japón y EEUU llevan tiempo intentando recuperar su liderazgo, mientras que la China comunista espera conseguir en breve tiempo el liderazgo en la fabricación de semiconductores, la única tecnología que le falta para ser autosuficiente en 5G.

Miguel Ángel Solana Campins. Centro de Economía Política y Regulación-IED. Facultad de Económicas. Universidad CEU San Pablo