Opinión

El cuaderno de Chapu Apaolaza: El que traiciona a un traidor

Todo lo que ha hecho Ciudadanos en estos días le ha servido a alguien, menos a Ciudadanos

Se habla mucho del que roba a un ladrón, pero también del que traiciona a un traidor. Parece que era ayer cuando decían que Ciudadanos tenía poco que hacer. Era ayer. En dos días se han aliado con Sánchez para quitar al PP la presidencia de Murcia -y lo que te rondaré morena-, se han planteado una moción de censura a su propio gobierno, han desmontado su propia moción de censura, y está a punto de refundar el PP. Igual hasta han refundado el PSOE. Han extendido sobre Sánchez un barniz confiable de yerno perfecto del constitucionalismo. Han ofrecido a Ayuso la coartada ideal para ir a elecciones en el papel de heroína de la pandemia, de las bajadas de impuestos y de un perfil entre enfermera Zendal y bruja de Zugarramurdi que resulta encantador entre su electorado.

Todo lo que ha hecho Ciudadanos en estos días le ha servido a alguien, menos a Ciudadanos. Hablamos de un partido con vocación de bisagra, de centro derecha, centro izquierda, adelante y atrás, un, dos, tres. Lo dirige Arrimadas, pero lo realiza Valerio Lazarov. Con tanto zoom y tanto movimiento de cámara, hubo un momento en el día en que no sabíamos si Ciudadanos era el partido que censuró o el que que mantuvo a López-Miras; también me ocurre con la Oreja de Van Gogh, de la que siempre me pregunto si se refieren a la que se cortó o la que se dejó.

A Teodoro García Egea lo definían ayer como un cadáver político y hoy nos enteramos de que es un sniper del hueso de la aceituna. Ah, Teodoro; donde pone el ojo pone el hueso de la aceituna. Veremos hasta dónde llega la aceituna de los fichajes de gentes de Ciudadanos para las filas del PP. No sé si España es el hueso de la aceituna de Teodoro o el videojuego de Sánchez, una entrega con persecuciones, coches derrapando y gente que dice ‘acho’, como el GTA, pero en lugar de San Andreas, San Javier. Puedes conducir una apisonadora y comprar entradas para ver a Iceta bailar ‘El lago de los cisnes’. Ayuso pulsa botones y el personaje de Inés Arrimadas -muy conseguido- va por ahí en patines advirtiendo que el que se acuesta con Sánchez, meado se levanta.

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