Pandemia

La caída de las ilusiones

Como en España se parte de una más que preocupante situación económica previa, el golpe derivado del covid-19 pasa a ser semejante a la tremenda situación que se contemplaba en Alemania en 1945.

Más de una vez, en España han existido dos conductas políticas. La de acabar arreglando los problemas, desde el momento en que se perciben; y la de preferir señalar las características básicas de esos problemas, analizarlos e indicar por dónde debe caminar la solución. Ejemplo de este segundo planteamiento, fue lo que derivó del libro del gran economista Manuel de Torres, «Juicio de la actual política económica española», (1956). El primer planteamiento señalado lo tenemos visible en la política que se planteó tras el desastre de 1898. Como consecuencia de la llegada de fondos huidos de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y de las medidas adoptadas por Villaverde, no hubo problemas esenciales para nuestra vida política social y económica, excepto en un conjunto de intelectuales que atinaron en torno al auténtico planteamiento existente, la Generación del 98. Ellos comprendieron la magnitud del desastre; pero la política económica siguió impasible, y, como era lógico, se acentuó la decadencia económica de España. Esta cuestión se ha repetido, más de una vez. Cuando en el mundo y, naturalmente, en España, se hundió la economía, como consecuencia de la Gran Depresión de 1930, no hubo más que pésimas políticas económicas, que al complicarse con una Guerra Civil, a partir de 1936 y la II Guerra Mundial, desde 1939, generaron un panorama económico tétrico, durante los años 40.

De pronto, nos volvemos a encontrar con algo semejante, en relación con la realidad económica española. A partir del año 2004, como consecuencia de las equivocadas medidas adoptadas por el gobierno de Rodríguez Zapatero, la economía española, y al llegar la crisis de Lehman Brothers, se hundió de manera enorme, a partir del año 2008. Un cambio político, con la llegada al gobierno de Rajoy, alivió parcialmente la situación; mas, a continuación, tras la derrota parlamentaria que cambió la orientación política desde 2018, surgieron multitud de advertencias sobre lo que yacía, ya, en la realidad económica española. Por ejemplo, el Informe de estabilidad financiera del Banco de España, publicado en la primavera de 2019, ofreció la base adecuada para que dos excelentes expertos como Fernando Fernández Méndez de Andés y Carlos Poza Lara, se viesen obligados a señalar que la existencia en la economía española de vulnerabilidad frente a eventuales turbulencias en los mercados financieros internacionales, derivada de «la inestabilidad política y la subordinación de la política fiscal a los intereses electorales» incrementaba los riesgos de nuestra economía. Pero, ¿esta advertencia sirvió para algo, sobre todo a partir de la creación, desde el 2019, del Gobierno Sánchez-Iglesias?

Una vez más, esta falta de atención previa se unió a un cataclismo económico, generado por la aparición de la pandemia del Covid-19, que nos comenzó a golpear desde los inicios del 2020.

La realidad creada pasó a ser semejante a la que hubiera ocurrido si, en esos momentos, hubiéramos sufrido una invasión conjunta de tipo bélico, motivada por una alianza entre Francia y Marruecos. Y señalo esto, porque la situación de una economía de guerra y la actual es parecidísima. Téngase en cuenta que desaparece parte de la población activa, no porque se haya ido al frente, sino porque se ha ido a encerrarse en los hogares. Pero el desaparecer parte de la función de producción resulta catastrófico. La economía española depende, en modo muy alto, del funcionamiento adecuado que se manifiesta con los datos de la balanza por cuenta corriente. Basta señalar el impacto ocurrido en el sector del turismo, para encontrar un equivalente a lo que, en una guerra, significaría la dificultad de transporte marítimo. La posibilidad de continuar señalando problemas análogos es continua. Se derivan impactos de fuerte crecimiento del gasto público y desequilibrios complementarios manifestados en la deuda pública, y esta vez, sin poder pensar en la llegada del auxilio de Norteamérica, como en la II Guerra Mundial; en este caso, el auxilio es interno, del conjunto de la Unión Europea, afectada toda ella por la situación presente. Y naturalmente, aparecen problemas paralelos en relación con el sector servicios, derivados de que los cierres de fronteras, internos y externos, hunden la productividad; y así, sucesivamente.

Como en España se parte de una más que preocupante situación económica previa, el golpe derivado del ataque del Covid-19 pasa a ser semejante a la tremenda situación que se contemplaba en Alemania en 1945. Pero ahí, como consecuencia de la aceptación del modelo creado por Eucken, la mejora fue casi instantánea. ¿Dónde, en España, vemos una orientación de nuestra economía paralela a la que pasó a existir en el mundo germano? Desde ese mundo procede, de la escuela austríaca, un mensaje ante esta crisis, que podemos leer en el artículo del profesor Huerta de Soto, «Los efectos económicos de la pandemia. Un análisis austriaco», aparecido en «Cuadernos para el avance de la libertad», (2021). Merece la pena leerlo. Y ¡dígase a Sánchez e Iglesias que lean a Machlup y Mises!