Elecciones Comunidad de Madrid

Madrid bien vale una misa «fiscal»

«Gabilondo se enreda con un doble compromiso que Ábalos lo pone en cuarentena»

Ángel Gabilondo, candidato, quizá para perder, del PSOE a la Comunidad de Madrid y, sobre todo, mucho más leído que Pedro Sánchez, conoce la leyenda que atribuye a Enrique de Navarra la frase «París bien vale una misa», antes de convertirse al catolicismo y abjurar como hugonote en 1593 para acceder al trono de Francia. Gabilondo, filósofo devenido en político, inmerso en la precampaña electoral madrileña, se enredó ayer con un doble compromiso más que arriesgado. Por una parte, explicó que descartaba un pacto con Unidas Podemos, aunque la expresión «con este Iglesias, no», deja abiertas algunas posibilidades. Por otra, en La Sexta, en «Al Rojo Vivo», anunció que no tiene intención de modificar la fiscalidad madrileña. «Mi idea –afirmó– es que en esta coyuntura excepcional no se toque la fiscalidad en estos dos años». El ministro José Luis Ábalos, secretario de organización del PSOE, que intenta evitar el conflicto con los «morados» por el «control de los alquileres», enseguida aclaró que Gabilondo hablaba como candidato y que el partido no ha abordado ese asunto. Ni una palabra sobre la tregua en la demonización del sistema fiscal madrileño, obsesión de la izquierda y, sobre todo, de los «indepes» catalanes, con Rufián de abanderado. Dos líos nuevos para los socialistas, que ayer tuvieron que tomar medicina amarga del fracaso de su moción de censura en Castilla y León, mientras en el horizonte avanza el fantasma de una cuarta ola de la Covid-19, las ayudas europeas no llegarán hasta agosto, como pronto, y, como el miedo es libre, hay desconfianza –irracional sin duda– sobre la vacuna de Astra Zeneca. Los expertos demoscópicos –acaso incluso los de la Moncloa– minimizan las opciones de éxito de Gabilondo, que con su aire algo taciturno evoca al Schopenhauer pesimista que escribió que «no está decidido del todo que la voluntad como cosa en sí sea inmutable». En tiempos en los que hasta el BOE afirma que «donde dice ‘digo’ debe decir ‘Diego’», la negación de un pacto con Iglesias y a subir impuestos parece un «Madrid bien vale una misa, fiscal» que, además, ya se vería.