Política
Quizá
«Habrá que discernir si es una pose de huida hacia adelante o un pulso sin fin»
Uno de los descubrimientos de la pandemia ha sido constatar nuestra falta de atención: la mente salta de un tema a otro sin profundizar, haces varias cosas a la vez y ninguna bien, coges el móvil para contestar un mensaje y encuentras mil y una distracciones que se interponen en tu camino, ¿una película? demasiado larga, mejor el capítulo de una serie, que es más corto. Psiquiatras y psicólogos alertan de la pérdida de concentración en un mundo alocado que gira a un ritmo excesivamente rápido. Y tanto compiten ambos planos, el interior de despiste y el exterior de aceleración, que ya no se sabe si es déficit de vigilancia o una concatenación exagerada de acontecimientos. Sin más. Se lamentaba Pla en 1933 de «los agudos observadores, nacionales y extranjeros» que describían España como «una cosa inmóvil». Y aunque escribió estas líneas en Madrid en pleno advenimiento de la República, no modificaría mucho su percepción de nuestro país si lo hiciera hoy, en el siglo XXI, en el que se solapan las circunstancias históricas. A la de esta semana, a los indultos a los políticos condenados por el procés, al asunto que desata una catarsis colectiva de adhesiones y rechazos, a ese, le avala el suficiente recorrido como para concentrar todo el interés e impedir desvíos (ni la cotidianidad de la bajada del IVA de la luz ni los paseos sin mascarilla pueden restarle foco). La utilidad pública y el convencimiento gubernamental de que «no lo volverán a hacer» son el primer movimiento de una partida en la que cada jugador va tomando posiciones: de la venganza a la concordia con la intervención de oposición, sociedad civil, jueces, fuerzas y cuerpos de seguridad, empresarios. Todas las posturas cuentan para intentar discernir si la voracidad independentista es ya solo una pose de huida hacia adelante o sigue en el pulso interminable. Las interpretaciones coinciden, eso sí, en que se abre nueva etapa, un cambio de ciclo, en forma de segunda Transición o de otro procés. Y un universo entre ambos. Lo que empieza, seguro, es un quizá, un puede ser y habrá que fijar la atención para que ese quizá no se convierta en un perchero demasiado débil en el que colgar todo el futuro, que diría Woody Allen.
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