Indulto

Sigan aplaudiendo

Salvada la prueba de los indultos como condición «sine qua non» para la supervivencia política de su Gobierno, Sánchez encara la segunda mitad de su legislatura con renovada fortaleza. Tras la entrada en vigor de la eutanasia, ya se anuncia la «Ley Trans» que reconoce la «autodeterminación de género», de tal forma que en base al propio deseo y sin más trámite jurídico, clínico o testifical de tercero, una persona podrá exigir su inscripción en el registro civil como varón, como mujer o como «no binario»; es decir, ni una cosa ni otra, que es como denominan a tal supuesto los ideólogos del género.

Desde el comienzo de la creación y la rebelión de Lucifer cegado por su soberbia y ambición, la tentación de ser «otros dioses» está presente en la humanidad tras la caída de nuestros primeros padres, precisamente por eso mismo. Esta presunta autodeterminación personal para decidir lo que quiere ser es el último y más rotundo de los pulsos tendidos por la criatura hacia su Creador. Para su puesta de largo solo falta otra función de gala en el Liceo con los palmeros del régimen en primera fila. Los que aplaudieron sus indultos, que no se quejen ahora ni después.

Los que sí podrán lamentarse son los que han entendido desde el primer momento lo evidente: que los indultos eran la condición necesaria para que el bloque político de la moción de censura prosiguiera su hoja de ruta con Pedro Sánchez de sherpa de la expedición. Sigan aplaudiendo.