Gobierno de España

Cualquiera sabe

Si lo de los indultos va consiguiendo apaciguarlo el Gobierno, el que haya un perdón por los dineros en las mismas fechas en que hacemos la declaración de la Renta, va a tener mucho más difícil explicarlo

Ahora resulta que Monchito estafaba y Rockefeller blanqueaba capital, y a los políticos que se gastaron el dinero de los catalanes en inventarse la ensoñación les van a perdonar lo malversado. Están bien como ejemplos de ciudadanía en un tiempo en que los demás mortales tenemos que apechugar con el fisco. Hacienda no te perdona ni un euro de lo ganado con tu esfuerzo, pero el Gobierno se está planteando la posibilidad de que los que se gastaron lo que no es suyo no tengan que devolverlo.

Oiga, que yo no tengo ningún problema en cumplir con el fisco, otra cosa sería renunciar al concepto propio de ciudadanía, pero no parece justo que estemos empezando a calentar con que un grupo de ciudadanos cuyo voto y concierto es necesario para la supervivencia política sea merecedor de un segundo perdón, mientras a los demás no se nos conmuta ni un euro ni una hora de retraso.

La política debería ser escaparate y ejemplo. Un territorio del que tomar referencias para el comportamiento individual. Hace ya tiempo que descontamos el aprovechamiento como parte del juego de la política, o sea que aceptamos de mejor o peor grado que busquen privilegios y hasta entren en corruptelas, sobre todo si lo hacen discretamente. Lo digo porque hay quien sigue votando a los corruptos. Pero que se evidencie una diferencia de trato tan escandalosa entre el perdón a unos y la existencia a todos los demás, cuando de dineros hablamos resulta a todas luces ofensivo, intolerable para todos los públicos.

Si lo de los indultos va consiguiendo apaciguarlo el Gobierno, el que haya un perdón por los dineros en las mismas fechas en que hacemos la declaración de la Renta, va a tener mucho más difícil explicarlo.

Más aún si pasa por ir soltando cantos por el camino que luego se van atribuyendo a los demás, como hizo el otro día el ministro Ábalos, preocupado porque el Tribunal de Cuentas exija a los del proces que devuelvan lo malversad. Eso son piedras que habrá que quitar, dijo el ministro.

El argumento ha sido tomado al vuelo por el independentismo que hace suya la pétrea metáfora y vuelve a la carga contra la Justicia española a la que sus líderes merman e insultan sin que el gobierno de Sánchez levante un dedo.

Están crecidos, más cuanto más débil y condescendiente se muestra ese Sánchez que ayer recibió a Aragonés en la Moncloa con la misma disposición e idénticos compromisos y voluntad de supuesta solución dialogada que hace tres años con Torra. La única diferencia es que entonces no había indultos y ahora están sobre la mesa. Que entonces el Gobierno era y se mostraba más fuerte que ahora. Pero el discurso es igual.

Y, bueno, sí, hay otra diferencia. Hace tres años lo contó Carmen Calvo. Ayer no. No está en sus mejores horas después de la derrota de Montero con su ley Trans. Dicen algunos ingenuos que mantiene silencio porque sabe que esa ley será la última que saque doña Irene, carne de crisis en la que dicen inminente. Pero los hay, menos crédulos quizás, que contemplan la salida de la ley trans como el anticipo para cafeteros de que en la crisis caerá Carmen Calvo.

Monchito estafador, la malversación perdonada, Carmen Calvo fuera del Gobierno. ¿Se imagina? El mundo al revés. O sobredosis de sanchismo. Cualquiera sabe.