Vacunación

El verano que nos vacunamos

Lejos de atavismos y negacionismos cumplimos nuestra expectativa social

Con el suero de Pfizer inoculado y librando su particular batalla para lograr la inmunidad, pensaba que el verano, como la vida, es una cuestión de expectativas. Quién no ha hecho una larga lista de libros para leer en los días de descanso. O de lugares que visitar. O de deportes en los que iniciarse, ahora que hay más tiempo libre. Luego, la realidad se impone y modela los deseos, ajustándolos a la medida (ineludible) de lo posible. El verano nos augura suspensión de rutinas, como si congelase el día a día y hasta nos regalara una tregua de nosotros mismos. Un espacio para generar recuerdos que nos van construyendo: cada verano con su historia. El de los primeros amores, las escapadas con amigos, el del paso a la universidad o aquel en el que el tiempo de asueto ya se limitó a las vacaciones en el trabajo, incluso ese tan terrible en el que la pérdida lo inundó todo. Pensaba en todo esto mientras el suero iba cumpliendo su misión y pensaba, también, en cómo recordaremos este verano. Si le pondremos adjetivos y si será el de la recuperación o el de la decepción. Las expectativas. Siempre ellas. Y aunque la esperanza de la vacuna se tambalea por las acometidas de la quinta ola (la quinta ya), no deberíamos dejarnos arrastrar por esa costumbre tan nuestra de la flagelación colectiva. Siguiendo el método de Camba que siempre describía «el carácter español en cuanto el carácter español se diferenciaba del de los pueblos extranjeros», si miramos alrededor, a esos países a los que solemos contemplar desde abajo, con exceso de humildad y cierta envidia, el balance, esta vez, es otro: ellos, acosados por negacionistas que frenan su recuperación, y nosotros, lanzados a la vacunación y confiados en la ciencia y en el beneficio de lo común. Lejos de supersticiones y atavismos, ahora sí, cumplimos nuestra expectativa como sociedad, con naturalidad y responsabilidad. Y, como si sonaran los acordes de Mecano (aunque no sea Fin de Año), reconocemos que los españoles «hacemos por una vez, algo a la vez», para que, en esa fábrica de recuerdos que es cada estío, podamos mirar atrás y guardar el de 2021 como aquel verano en que nos vacunamos.