Afganistán

Canela Fina | Hacia un tsunami terrorista

El presidente Biden ha puesto en pie un Estado terrorista en una nación de casi 40 millones

Varias bombas situadas en puntos estratégicos de su estructura han convertido a la torre Eiffel en un amasijo de hierros descoyuntados. 97 turistas y 70 empleados muertos multiplican la dimensión del atentado terrorista.

La explosión de una docena de artefactos ha destruido en Barcelona la Sagrada Familia. Los esfuerzos de más de cien años de construcción, reducidos a escombros. Se han contabilizado 103 muertos.

Un proyectil ha penetrado por el balcón principal del palacio de Buckingham. La anciana reina Isabel II ha salvado la vida, pero han muerto 32 personas y se cuentan por encima de 80 los heridos, aparte de las obras de arte destruidas por el posterior incendio.

En el metro de Sol en Madrid, el terrorismo yihadista hizo explotar una bomba que causó 64 muertos y paralizó durante siete horas la circulación en medio de una confusión indescriptible.

La escultura en mármol, La Piedad de Miguel Ángel, ha volado en mil pedazos a causa de un explosivo yihadista colocado en su capilla que ha destruido además una parte de la basílica de San Pedro en el Vaticano, sumando 17 muertos y un número elevado de heridos.

Una avioneta cargada de explosivos se ha estrellado contra la Casa Blanca destruyendo el histórico edificio. La primera dama ha muerto, el presidente está gravemente herido y el número de bajas es alto.

No se trata de especulaciones. Estos atentados y otros cien más han sido anunciados por terminales del terrorismo internacional vinculados a la yihad y al mundo talibán. Durante un tiempo, tal vez un par de años, el nuevo Gobierno afgano guardará las formas y hará lo posible por esconder la mano tras tirar la piedra. La incompetencia de Biden ha puesto en pie un Estado terrorista de casi 40 millones de habitantes. El Afganistán talibán, tras arrollar los derechos humanos, sobre todo los de las mujeres, se convertirá en refugio de una buena parte de las organizaciones terroristas del mundo. Como explicó Toynbee en 1973, los enemigos del orden social reinante carecen de fuerza para luchar de Ejército a Ejército. Por eso utilizan el terrorismo: para dañar a Estados Unidos y a sus aliados. El 11-S fue el más espectacular ejemplo.

Luis María Anson, de la Real Academia Española