El desafío independentista

La toxicidad del Procés

En vísperas de una Diada más –pero muy diferente a sus inmediatas y masivas predecesoras– comprobamos la toxicidad del Procés, que irradia sus dañinos efectos en todas direcciones, comenzando por sus principales responsables, Puigdemont y Junqueras y sus partidos y marcas electorales que viven en una continua y cada vez menos larvada Guerra Civil por el liderazgo separatista.

El último episodio es la batalla por el cartel anunciador de la Diada de la Generalitat, descalificado por los de Junts acusando a Aragonès de que muestra una imagen incluso menos comprometida que la del Ayuntamiento de Badalona del Alcalde popular Albiol, «calentando» así una anunciada asistencia a la manifestación del President de la Generalitat. Pero sin duda la principal damnificada del incompetente Govern es la ciudadanía catalana, que está sufriendo las consecuencias de un separatismo que daña de manera continua y cada vez más profunda, la recuperación y el futuro de la marca Cataluña como tierra de creatividad y convivencia, y su emprendimiento y liderazgo empresarial, cultural, económico, social, artístico e incluso deportivo, con un Barça en situación crítica.

Rechazar una inversión de 1.700 millones de euros (!) para convertir en un hub internacional el aeropuerto de El Prat, es el estrambote final de este patético despropósito en que se ha convertido el antaño admirado, respetado y querido Principado de Cataluña por el resto de españoles. Explica la dolorosa pérdida de respeto e interés actual, y es la respuesta de quienes son acusados de robarles y de ser casi «una gente inferior».