Sociedad

El hombre que más cartas ha recibido del mundo

En los años 90, Lavrincic llegó a escribir una media de entre 20 y 80 misivas al día

Aún hoy sigue escribiendo cartas. Le encanta exponer sus opiniones sobre libros, literatura, historia, deportes, música, cine, geografía, filatelia, mapas, así como hablar de su día a día. Gabriel Lavrincic descubrió su pasión epistolar a los 11 años, en 1986. Desde entonces no ha dejado de redactar y guardar sus escritos con personas de todo el mundo. Marca, en Transilvania, Rumanía, se convirtió en centro neurálgico de información. Los primeros cuatro años, al tiempo que aprovechaba para mejorar sus idiomas, llegó a escribir una media de entre 20 y 80 misivas al día. Se carteó con nacionales de la antigua URSS, Finlandia, Países Bajos o Mongolia. Él tacha ahora de «Facebook de las cartas» su extensa red social mundial de entonces. Durante diez años, su buzón rebosaba pues sus remitentes no sólo le escribían, también le mandaban todo tipo de fotos, postales, revistas, cassettes, monedas, pegatinas...

La mayoría de sus amigos por correspondencia residen hoy en Rusia, uno de sus países favoritos ya que su abuelo le enseñó el idioma, tras combatir en la Segunda Guerra Mundial y ser prisionero en Siberia. Reconoce que no tiene una misiva favorita. «Cada carta tiene su vida, su carácter y un destino especial. Puedes hacerte una idea general y saber cómo se siente la otra persona. Las epístolas describen a la perfección las almas humanas», me cuenta Lavrincic, desde Transilvania. No duda de que los tiempos han cambiado y que hay que adaptarse a la tecnología. Pero declara con total sinceridad que está muy feliz de no haber tenido internet durante su infancia. «Con el teclado, las cartas se escriben automáticamente, pero las manuscritas son un tipo de arte exclusivo de cada persona», confiesa Lavrincic, quien asegura que sigue usando papel y boli para cartearse, pues no soporta que los emails, a pesar de la inmediatez, no destilen emociones ni sentimientos. Es más, este ciudadano rumano, que estuvo residiendo en Denia, me recuerda el poder de la caligrafía y que nunca deje de escribir a mano por el bien de la humanidad.

El consejo me lo da el hombre que ha entrado en el Guinness de los récords por recibir y conservar la mayor cantidad de cartas del mundo, exactamente 22.018.