ONU

Sanchez en la ONU y vacío en el Congreso

Sánchez se fue a NY para intervenir ante la anual Asamblea General de Naciones Unidas, que es una actividad que le resulta muy agradable, no siendo siquiera preceptiva para él. De hecho, apenas hay precedentes de antecesores suyos que utilizaran esa tribuna. Él lo hizo para alertar al mundo de «la amenaza que padece la democracia en los cinco continentes», lo que «casualmente» le sirvió para evadirse de su obligación de someterse al control parlamentario en el Congreso, que sí es uno de los deberes esenciales del Gobierno.

Siguiendo su ejemplo, igualmente eludieron el Congreso dieciséis ministros, en una clara muestra del democrático respeto de su Gobierno hacia la sede de la soberanía nacional. De hecho, parece que el TC también apunta hacia la inconstitucionalidad de su segundo estado de alarma que dio cerrojazo al Congreso cinco meses.

Mientras todo eso sucedía, su ministro de la Presidencia se reunía con su socio parlamentario Bildu, al que le preocupan los delitos de odio y tiene acreditado un profundo respeto por la democracia. Casi tanto como los comunistas podemitas o los separatistas golpistas por la Constitución y el Estatut. Todos ellos son ejemplares demócratas y aliados de Pedro Sánchez, que da lecciones al mundo de democracia desde la ONU sacando pecho con la Agenda 2030 en la solapa.

Para Sánchez el riesgo de la democracia es el odio de Vox, que ha cometido el grave atentado de que un diputado suyo llame bruja a una diputada socialista.