Industria de Defensa

España y la industria de la Defensa

Debe destacarse que los principales mercados de exportación de estos productos españoles son los países de la OTAN

Siguiendo la línea marcada por Mazzucato, cada vez se admite más el impulso notable derivado de las actividades relacionadas con la defensa para el desarrollo económico, y además, esta relación actúa de modo extraordinario. Baste recordar, en España, el papel que para la creación de actividades industriales se derivaron de situaciones bélicas tan importantes para nuestro país, en los siglos XIX y XX, como fueron las diversas guerras civiles y, muy especialmente, la Guerra de Cuba y la del Rif. Esto tuvo derivaciones, que constituyeron también un baluarte para mantener el proteccionismo en España.

Pero todo quedó radicalmente alterado, como consecuencia de la política de apertura iniciada a partir de 1953 y ampliada extraordinariamente hasta ahora. Y eso se observa en los datos contenidos en El Boletín Económico de Información Comercial Española, de junio de 2021, que ofrece una información muy interesante de la Subdirección General de Comercio Internacional de Material de Defensa. Tengamos en cuenta la situación geográfica de España que, en muchos sentidos, es fronteriza respecto a las tensiones que, en torno al Mediterráneo y sus prolongaciones, tienen lugar. Por otro lado, España forma parte de la OTAN, y desde su ingreso, tendrá consecuencias sobre la industria de la defensa. Pero también, es un miembro más de la Comunidad Europea, y eso obliga a tener en cuenta notables exigencias. Y de ahí no se deriva freno alguno al crecimiento global de nuestras exportaciones de artículos relacionados con la defensa, lo que automáticamente hace posible la creación en España de actividades empresariales, públicas y privadas relacionadas con ella. En ese sentido, debe destacarse que los principales mercados de exportación de estos productos españoles son los países de la OTAN que, como se recoge en ese Boletín, suponen el 70,5% del porcentaje de las ventas al exterior, situándose en cabeza las que se efectúan a Países Bajos, a Alemania, a Francia y al Reino Unido. Pero también debe registrarse que un 3,6% de las exportaciones de este tipo se dirigen a Estados Unidos, y hay ventas, en porcentajes pequeños, a Canadá, Turquía y Noruega. Tampoco puede olvidarse que el 7,1% de ventas de estos artículos se destina a Australia, ahora mismo con problemas serios en el Pacífico. Y se destaca, en estas informaciones, que a Países Bajos se enviaron 3 aviones de abastecimiento en vuelo y 4 aviones de transporte a Alemania y 16 vehículos blindados a Francia y 15 vehículos blindados al Reino Unido. Pero tampoco se olvide la existencia de frenos que se encuentran sobre otros materiales –de alguna manera vinculados a instalaciones industriales de este tipo–, como pueden ser los artículos de caza y las llamadas tecnologías de doble uso. A Ucrania fueron denegadas las posibilidades de exportación de un centro mecanizado con destino a una empresa estatal militar, entre otras cosas «por existir riesgo del desvío para su exportación a un país sometido a sanciones», y se denegó la exportación a Macedonia del Norte, por riesgo de desvío, de un programa de misiles; también hubo denegaciones a exportaciones a la India y a Pakistán.

En resumen, las licencias que en 2020 se habían autorizado de material de defensa, en número global de todas ellas, las encabezan las 363 a los Estados Unidos, seguidas de 293 a Brasil, 159 a Francia, 129 al Reino Unido, 116 a Italia y 69 a Israel; añádase que hubo una denegación de exportaciones a Emiratos Árabes Unidos por riesgo de desvío al programa nuclear de un país objeto de sanciones de la ONU y la UE, y también a Rusia, de envíos que pudieran tener uso militar.

El valor en euros de las exportaciones de material de defensa, en el año 2020, fue de 3.622 millones de euros, y el material con mayor valor de esas exportaciones fue el del sistema de protección de misiles, equipos de contramedida y equipos relacionados con los aviones de transporte enviados a Francia, por valor de 3.000 millones de euros y, también, por la misma cifra, el envío al Reino Unido de un sistema análogo; la venta siguiente más alta, de 2.000 millones de euros, casi igual a las dos anteriores, fue dirigida a Alemania.

Una vez más, como se ve, ese camino de la defensa impulsa la actividad económica española, y en este caso, nada menos que en un ámbito extraordinariamente amplio y que forzosamente puede tener consecuencias en España positivas e importantes, sobre todo si el Gobierno Sánchez fuera capaz de enlazar adecuadamente con los Estados Unidos, y, simultáneamente, con la Unión Europea y con Iberoamérica. Lo que parece evidente es que nada debe intentarse con el mundo islámico.