Gobierno de España

O hay Yolanda o no hay nada

La vicepresidenta 2 se siente fuerte y no parece dispuesta a dejarse doblegar el pulso por Calviño con la reforma laboral. Tampoco por Sánchez. Hasta ahora le ha ganado todas las batallas al socio mayoritario del Gobierno y no tiene interés en que las cosas cambien. Lógico, sabe de su fuerza. Puede dejar caer al Gabinete cuando quiera. Sin Unidas Podemos no hay Gobierno. No hay presupuestos. No hay ninguna ley. No hay legislatura. Por tanto, o hay Yolanda o no hay nada. De manera que en materia de reforma laboral tendrá que ser lo que diga. Habla de derogación, sí. Pero eso es una manera como otra cualquiera de hablar, porque derogación no habrá. ¿Va a derogar los ERTE de Rajoy a los que tanto partido ha sacado? No, pero tampoco puede ser una reforma menor. Si así fuera quedaría como perdedora, y no puede permitirse tal traspié. Bien visto, a Yolanda Díaz un anticipo electoral tampoco le iría mal. Es hoy popular. Más incluso que Sánchez, y subiendo. Dentro de año y medio quién sabe cómo estarán las cosas. En unos comicios anticipados la gallega sacaría el doble de los escaños que Iglesias. Tendría incluso más poder que ahora. Y soltaría parte del lastre de gente políticamente inútil como Belarra, Montero, Garzón y el tal Castell.

No es que Yolanda sea una crack de la gestión, pero se vende bien. Le echa horas al cargo. Cosecha acuerdos y pactos. Cosa distinta es la eficacia. Soluciones comunistas para una comunista de chanel. Fotogénica, osada y con carácter. Eso sí, dijo hace un año que «jamás un Gobierno que vuelva a apretar a los españoles el cinturón». Y vaya si lo está consiguiendo. La luz, el gas y los combustibles por las nubes. Impuestos al patrimonio, sucesiones, diésel, plásticos, bebidas azucaradas, matriculaciones, peajes, planes de pensiones, etcétera. Más apretar, imposible. Pero con charme.