Yolanda Díaz

Política cuqui

Si lo importante de las lideresas del acto de Yolanda Díaz es que son mujeres, ¿no será este nuevo feminismo una nueva forma de machismo?

Notas del quince de noviembre, el sol asoma insolente sobre las azoteas como un soldado tras las líneas del enemigo. Esa luz es Yolanda Díaz en el acto de Valencia. En las fotos aparecen Mónica Oltra, Ada Colau, Mónica García -tan Uma Thurman en ‘Kill Bill’-, Fátima Hamed con su hijab y la propia Yolanda Díaz en el papel de la Virgen de los Desamparados. La vicepresidenta despide un brillo angelical. La luz la atraviesa sin tocarla como a la ‘Inmaculada’ de Murillo. La Gracia política la lleva levitando, dice el Pica Nieto, que le escribe versos de amor en las servilletas del Guarro de Gaztambide como un niño pastor de Fátima en los bajos de Argüelles.

Qué extraña epifanía. A mí me llama la atención que las mujeres lucharan por que no las catalogaran como mujeres y aquí están reclamando que hacen política distinta porque son mujeres, una política “bonita”, dicen, más bonita que la ‘Victoria Alada de Samotracia’. Era este “un acto bonito” y me pregunto si la lucha feminista era para hacer política bonita, esto es “política cuqui”. Sin programa, sin propuestas, sin partido, está bien que los líderes políticos de la izquierda puedan ser mujeres, pero ¿si lo importante es que son mujeres, no será este nuevo feminismo una nueva forma de machismo?

A lo de Yolanda Díaz no sabemos cómo llamarle, así que le llamaremos ‘Lo de Yolanda Díaz’. Lo de Yolanda Díaz no fue la presentación de un partido político, pero es “el comienzo de algo” y no me digas el qué porque me encantan las sorpresas. Hablamos de un nuevo movimiento político horizontal, transversal, etc., que representa a la gente de la calle y encarna una manera distinta de hacer las cosas, una nueva política que puede llegar a influir de verdad para cambiar la situación de la gente desde una vicepresidencia del Gobierno. No me suena, pero si me la tarareas, te la canto.