Opinión

Y ahora el «edadismo»

Pensábamos que lo habíamos visto todo con los ideólogos del género que afirman –aparentando creérselo– que el género no debe relacionarse con el sexo, y que uno, una y une puede y debe elegirlo sin condicionamientos binarios, ni patriarcales, ni ninguna otra limitación, porque hay una enorme diversidad para escoger en el mercado. Además, esa elección puede ser meramente temporal y cambiar a medida que pasan los años o los días, adoptando una identidad sexual y un género diferentes. Se entera uno también de lo que es ser «cis», que es elegir quedarte con el género que corresponde a tu genitalidad, lo cual al parecer es un atraso imputable a una cultura patriarcal y binaria que debe ser superada por la trans.

Decía que pensaba que la creatividad humana no podía ir mucho más allá, cuando nos enteramos de que también existe un «edadismo» que debe ser combatido para no dañar a los ancianos. Que es necesario elegir también la edad que queremos; es decir, que un venerable anciano debe poder elegir tener 10 años, y un adolescente de 16, tener 50. Por supuesto, una joven guapa de 25 puede preferir ser un caballero de 60, y así hasta el infinito.

Que haya gente que piense de esta manera no tendría nada de particular si no alteran el orden público, pero lo preocupante es que se tomen en serio estas cosas y se respeten estas opiniones como propias de una sociedad que progresa, entendiendo por progreso «ensanchar los límites de nuestra capacidad de elegir». Afirma una presunta sabia presentada como investigadora del CNRS francés en una entrevista, que «hay que elegir la edad que deseas tener para desmontar prejuicios». Pero la investigadora no se queda ahí porque cree en la «apertura de las fronteras de la fraternidad entre los humanos y las demás especies». En resumen, que no somos hombres o mujeres, sino que tenemos «una infinita diversidad de elección» incluyendo ser una jirafa o un gorrión; macho o hembra, y de edad variable según la meteorología.

Cuando no había tanto progreso como ahora y sí más sentido común, estas cosas podían decirse en la sección correspondiente del diario o la revista. Ahora se escriben en página entera y tomándoselo en serio. Si seguimos progresando así, va a ser muy complicado convivir con unos seres de edad y físico que no tienen por qué corresponder con sus apariencias. Crees estar con una dama, y en realidad estás con un oso panda; piensas estar ante un venerable anciano, y dice ser una cría de jilguero. Sigamos «progresando».