Yolanda Díaz
Yolanda con mantilla
Santa Yolanda de Yolandiño va camino de Roma a visitar al Papa Francisco por intermediación de Manuela Carmena. La ex alcaldesa de Madrid está pendiente de convalidar el milagro de refundar la izquierda sobre la fuente de empanadillas que le sirvió a Errejón la noche de Carmejón. En la izquierda hay alegría de vocaciones. Corrieron a poner de embajadora vaticana a Isabel Celáa, que cuando habla parece que toma el aperitivo a la salida de la iglesia de Nuestra señora de las Mercedes en Getxo el domingo por la mañana. También Nadia Calviño asegura que visitó a Bergoglio no una, sino dos veces. Era un tipo “muy normal”, dice. Cómo va a ser un tipo normal, si es el Papa santo de Roma.
En la coalición son de lo que haya que ser en cada momento y ahora toca ser más papistas que el Papa. Esto lo inventó Sánchez cuando comenzó a proceder con sus milagrosas mutaciones. Un día había que prometer que traería a Carles Puigdemont emplumado desde Bruselas y al tiempo, había que indultarlo. Sánchez es un españolazo y al día siguiente, de Bildu porque la vida y la aritmética parlamentaria lo ha hecho así, qué quiere que yo le diga. Ahora quieren cortejar el voto del católico no practicante que le señalan las encuestas de Tezanos. El mecanismo del disfraz sanchista es bastante elemental: si ladras, los perros creerán que eres uno de ellos.
Después la realidad siempre es más compleja y la gente menos tonta de lo que parece, pero en eso estamos. Ay, que llegue ya mañana para ver a Yolanda de mantilla y peineta, papisa de IU y Juana de Arco con tacón; le dicen cosas los espíritus de Santa Margarita y de Catalina de Alejandría. Un martes por la mañana le ordenaron que fuera ministra, que liderara la izquierda y otros mandatos aún no revelados que asume por sentido del deber y nunca por gusto, pues en su retórica, ella no desea ninguna de las cosas que le suceden.
Hay en estas misiones deje de santidad pretendida muy interesante. En realidad, Podemos siempre ha sido una iglesia. Por encima de los setos, La Moncloíta de Galapagar brillaba más que el Palmar de Troya. Allí rezaba Santa Irene inmaculada y el profeta Iglesias, cristo de Vallecas, andaba sobre las aguas de la piscina del chalé, convertía a la mucama en funcionaria del Ministerio de Igualdad y le hablaba una tinaja.
Yolanda se ve mucho con el Ibex, con la patronal, con Su Santidad y otros miembros del facherío, el heteropatriarcado, la alienancia y la clase explotadora según su partido. Es una comunista tan atípica que hay dudas de que sea comunista. Si no es de derechas, se los pasa cerca.
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