Opinión

La estulticia llega también también a la UE

La comisaria de Igualdad de la Unión Europea, Helena Dalli, ha estado a punto de llevar a la institución continental a un grado alto de estulticia con su propuesta de sustituir el tradicional saludo «Feliz Navidad» por el de «Felices Fiestas», como si la Nochebuena o el día de Reyes correspondiese a la celebración de un festejo sin causa ni origen. Resulta patético el argumento utilizado: «Ser sensible al hecho de que las personas tienen tradiciones religiosas diferentes. Por ello, expresiones como el ‘período navideño’ deberán ser sustituidas por ‘período de vacaciones».

Por más que se empeñe o por más repelús que sienta hacia el Cristianismo, Dalli no puede eliminar de un plumazo que el 25 de diciembre y el 6 de enero conmemora sendos hitos de esta religión como son la Natividad y Epifanía de Jesucristo. Tiene la suerte de que la reacción social y la existencia de alguna cabeza mejor amueblada en la UE ha impedido que semejante ocurrencia haya sido adoptada de forma oficial.

El ataque o la mofa contra el catolicismo se está normalizando, lamentablemente, en los movimientos de izquierda. Dalli no está sola en esta cruzada como ha demostrado el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, adornando la plaza del Ayuntamiento con una iluminación ofensiva contra esta religión. Las cruces invertidas atravesadas por una especie de serpiente hacen pensar a muchos la intencionalidad anticristiana. Cada día son más las acciones caricaturescas de los personajes y símbolos católicos en España, tanto en la política como en programas de televisión. Eso sí, ninguno de esos valientes son capaces de alzar mínimamente la voz contra otras que conculcan derechos humanos que se llenan la boca de defender. Entre todo ello y la confusión de ciertas actuaciones del Papa propagando una imagen de felicidad al encontrarse con políticos cuya gestión se enfrenta a los principios de la Iglesia, mi amigo Rogelio no sabe a qué atenerse. Así es la vida.