Partidos Políticos

Con el cargo no viene el liderazgo

Estamos en tiempos en los que el sentido de Estado no cuenta como mérito para ganar votos, o así lo entienden los cerebros electorales de los principales partidos

Cada vez circulan más mensajes poco favorables hacia él. Y algunas de las críticas le vienen de donde más le debería importar, de referentes sociales y de sectores que se supone que están más cerca de sus políticas y de su programa que de los del contrario. En esta élite no hay lealtades, y, aquello que hace o que dice, lo cuentan. Es verdad que, en algunos casos, llega más distorsionado que ajustado a la realidad. Pero, para su pesar, lo cierto es que en su conjunto no queda una impresión favorable, y los rumores internos han empezado a calar también en el ámbito externo: el cargo en sí no te da el liderazgo. Los liderazgos se construyen, y siempre se retratan mejor cuando vienen malas.

La obsesión por esa sombra doméstica y por su alter ego externo condicionan hasta tal punto cada una de sus decisiones que alguno de los que han tratado con él, de la empresa, y también con coche oficial, van contando que le falta sentido de Estado, que no está a la altura de las circunstancias y que no escucha.

Él puede decir que, en esto de dar lecciones de Estado, el contrario está aún más inhabilitado. Y que los que le cuestionan lo hacen por trabajar para el «enemigo» o porque no les obedece. Pero es una excusa averiada, ya que, siendo cierto que hay quienes actúan por motivos espurios, cuando en la misma tesis coinciden una ex ministra, uno de los ministros de perfil más técnico, un ejecutivo de primer nivel y un agente social, entre otros, entonces quizás si hay algún problema en el ejercicio del liderazgo que va más allá de los que te quieren mal.

Estamos en tiempos en los que el sentido de Estado no cuenta como mérito para ganar votos, o así lo entienden los cerebros electorales de los principales partidos. Y, por tanto, puede que esto no le penalice en unas futuras urnas, que es lo único que realmente les importa a todos. Pero en el camino se está dejando oportunidades para generar confianza y para tejer complicidades. La independencia es necesaria, pero la independencia que consiste en anteponer lo que entiendes que suma al interés de tus siglas, por encima de cualquier otra consideración nacional, puede no salir gratis. No sería la primera vez, y en su casa ya lo han probado, que, cuando todo parece que está a tu favor, la cosa se tuerce en el último momento y te caes.