Elecciones

Tambores electorales

Serán sin duda alguna los comicios andaluces los que comiencen a dibujar el esbozo real en cuanto a las posibilidades de unos y de otros de cara al futuro

Sánchez daba ayer mismo el pistoletazo de salida desde Ferraz. En este nuevo año vamos a ser testigos como mínimo de dos citas con las urnas, la de Castilla y León adelantada para el mes que viene por Fernández Mañueco previo divorcio no precisamente amistoso entre PP y Ciudadanos y con fecha por determinar la de Andalucía huérfana de nuevos presupuestos, con un Moreno Bonilla sin más prisas que la llegada de los fondos europeos y con todo a favor para apuntalar la hegemonía del centro derecha colado de rondón hace tres años en el otrora principal feudo y granero de votos socialista. Tal vez nos quedemos cortos porque la dinámica del tacticismo político parece haberse impuesto desde el terremoto murciano del pasado año y la situación, tanto a nivel nacional como autonómico no da precisamente para garantizar agotamientos de legislaturas… habrá más adelantos. Pero tal vez lo más relevante es que los tambores electorales que van a retumbar en este 2022 marcarán de forma casi definitiva, no solo las citas ya establecidas con las urnas en 2023 sino el devenir de la política española para los próximos años.

El pistoletazo de salida castellano leonés nos ofrecerá una primera aproximación de lo que puede ser la defunción de Ciudadanos en otro territorio, además del pulso real del PP en una comunidad que siempre le fue propicia y sobre todo, la carta de naturaleza que pueda comenzar a tener eso que se conoce como «España vaciada», en la autonomía más despoblada del estado en relación a su territorio. Pero serán sin duda alguna los comicios andaluces los que comiencen a dibujar el esbozo real en cuanto a las posibilidades de unos y de otros de cara al futuro, razón por la que esta comunidad, clave sobre todo para el partido socialista ya se prepara para ser escenario de la madre de todas las batallas electorales acompañada de todo un contingente de desembarcos desde las instancias de la política nacional. Sánchez sabe que el primer y principal punto de inflexión para cambiar una tendencia marcada por las encuestas que amenaza su continuidad en la Moncloa pasa por recuperar el feudo andaluz, de igual manera que no mantenerlo supondría para las aspiraciones de Casado la desactivación de la lanzadera que, desde San Telmo y un posterior mapa territorial con tonos más azulados debería garantizarle las opciones de recuperar para el PP el gobierno del país. Con unos presupuestos aprobados pero cogidos con pinzas, una reforma laboral de todo menos derogatoria y unos fondos europeos cuya gestión ecuánime está por ver como primeros telones de fondo, el lenguaje será permanentemente electoral. Así de «reconfortante».