Actores

Dean Martin

La verdad, sin embargo, es que fue un notable profesional en todas sus facetas. Y algo más, y más importante: fue un tipo decente y con principios

Animado por un artículo de Javier Ors en LA RAZÓN, he visto «Dean Martin, King of Cool», el documental de Ton Donahue sobre el artista estadounidense. Es muy recomendable, también para los más jóvenes. Martin fue sin duda talentoso, como comenta Ors: «Hay que valer mucho para codearse con prendas como John Wayne, Frank Sinatra, Marlon Brando, Shirley MacLaine, Paul Newman, Gene Kelly y Bing Crosby, y que la gente todavía tenga la misericordia de acordarse de uno».

Triunfó en el cine, la televisión y el «show business». Fue primero brillante pareja cómica de Jerry Lewis, y probó después ser un actor estupendo bajo directores de la talla de Howard Hawks («Río Bravo»), Edward Dmytryk («The Young Lions»), o Billy Wilder («Bésame, tonto»). Cantaba con naturalidad junto a Sinatra o a Ella Fitzgerald, y al público le fascinaron sus éxitos como Volare, Memories are made of this, o Everybody loves somebody.

Todo parecía que le salía tan fácil que no siempre fue suficientemente valorado. La verdad, sin embargo, es que fue un notable profesional en todas sus facetas. Y algo más, y más importante: fue un tipo decente y con principios. Simpatizó con John Fitzgerald Kennedy, pero fue el único de sus estelares amigos que se mantuvo a distancia de él, y que tuvo el detalle de rehusar asistir a la fiesta inaugural del nuevo presidente, porque Kennedy no quiso que cantara su amigo SammyDavis Jr., casado entonces con una mujer blanca, la actriz sueca May Britt, en tiempos en los que los matrimonios interraciales no estaban bien vistos –la legislación en su contra solo sería declarada inconstitucional en EE UU en 1967–. John Anderson recordó en el «Wall Street Journal» las palabras del ensayista y crítico Gerald Early: «Para Dean Martin ser ‘cool’ significaba ser honrado».

Pero, ¿cómo era realmente el famoso «Dino»? El documental de Donahue sugiere que en el fondo era un misterio porque era inalcanzable. Jeanne, su mujer durante un cuarto de siglo, dijo que en verdad nunca llegó a conocerlo. Por eso, señala Anderson, fue una celebridad que prácticamente no concedió ninguna entrevista en profundidad: «Era tan reservado y distante que jamás se habría expuesto a algo tan intrusivo». Seguramente, todos tenemos un «Rosebud» en algún pliegue oculto. Pero lo que se veía de Dean Martin era excelente.