Bildu

Por qué sonríe Mertxe Aizpurua

El viejo sueño de la izquierda abertzale de arrodillar a España se ha encarnado al fin gracias al sanchismo. Antes, le perdonaban la vida a la gente, hoy le perdonan la vida a los gobiernos que sostienen

He apuntado en el cuaderno algunas notas sobre la sonrisa de Mertxe Aizpurua el jueves después de que Bildu convalidara el decreto de medidas económicas por la guerra de Ucrania y la voy dibujando con el lápiz. Ahora entra en el Hemiciclo, ahora atiende a los periodistas, ahora interviene en la tribuna y va de aquí para allá, grácil y límpida sobre la espesa moqueta del Congreso como esas bailarinas que se aparecen en los vídeos que emiten mientras interpretan el larguísimo «Danubio azul» en la retransmisión del Concierto de Año Nuevo. En todas las escenas la diputada sonríe y se llena de una suerte de gracia política que la eleva sobre el suelo. Hablo de una mueca que podría confundirse con la sonrisa del Lobo de Caperucita y sin embargo contiene una parte de satisfacción, un alivio y un gozo íntimo que solo ella siente, por eso solo ella brilla. Hablo de un asuntillo que le recorre los centros mientras sube las escaleras hacia su escaño y que le hace sonreírse más que los toreros banderilleros después de un par al violín. Mertxe Aizpurua sonríe más que el Fandi.

El viejo sueño de la izquierda abertzale de arrodillar a España se ha encarnado al fin gracias al sanchismo. Claro que es y era legal que todos los partidos con representación puedan formar parte de la comisión de gastos reservados que llaman del CNI. Otra cosa es el cómo y el a cambio de qué. Nadie prohibía que Bildu entrara en la comisión de secretos oficiales si no era la mayoría reforzada que se exigía a este delicado asunto. Si lo hubieran querido tres quintos de la Cámara, Bildu podría haber entrado, esto es si lo hubieran querido el PP y el PSOE, cosa que no pasaba. Así que la presidencia del Congreso hackeó la mayoría reforzada para convertirla en simple a cambio de tener la mayoría parlamentaria para mantenerse en el Gobierno.

El trueque es importante para que funcione el esquema mental de Bildu pues no es un movimiento que se conforme con que las cosas que ellos piden que sucedan por algún tipo de condición espontánea o ambiental, no. Las cosas que quiere Bildu ha de conseguirlas la izquierda abertzale mediante su amenaza, coacción y chantaje, y por eso Aizpurua sonríe en cuanto escenifica que es su grupo el que entra en la comisión del CNI a cambio de salvar el decreto de Sánchez y a Sánchez en general. Antes, le perdonaban la vida a la gente, hoy le perdonan la vida a los gobiernos que sostienen y hay gente a la que este cambio de sujeto chantajeado le resulta más que suficiente.

La izquierda abertzale siempre parecía enfadada y ya no lo está. A dónde va toda esa gente tan cabreada, me preguntaba yo de niño desde el balcón de la casa del Bulevar de donosti cuando en las manifestaciones contemplaba el discurrir de la masa taciturna. En la tristeza, el enfado y la ofensa del entorno de ETA siempre prendía un duelo inconsolable e incomprensible, pues los muertos siempre eran los demás. Esta gente siempre andaba por ahí cabreada y se reía en no sé qué intimidades en no sé qué ocasiones que siempre me resultaban tenebrosas solo de pensarlas. Si en algún momento reían y celebraban era porque algo les hacía felices, y nunca quise pensarlo demasiado porque ya me estaba imaginando el qué.