Gobierno de España

Las costosas alarmas monclovitas

En la guardia pretoriana del presidente del Gobierno saben mejor que nadie, que la conquista del palacio de San Telmo brinda no pocas papeletas para la posterior toma del palacio de La Moncloa

Los artistas de la demoscópica y toda la estratégica materia gris en la guardia pretoriana del presidente del Gobierno saben mejor que nadie, que la conquista del palacio de San Telmo brinda no pocas papeletas para la posterior toma del palacio de La Moncloa, con el añadido de un horizonte de comicios municipales y autonómicos previo a las generales, que no vaticina precisamente un mapa teñido de rojo en la geografía nacional. Sin atreverme a vislumbrar eso que suele calificarse de «cambio de ciclo» o llegada de una nueva ola, máxime en un país donde las cosas cambian en política en cuestión de días, sí parece ir asentándose la cada día más incuestionable realidad de que la renqueante situación económica reflejada especialmente en el aumento de los precios, se lleva por delante a cualquiera de entre el amplio elenco de conejos que el Gobierno saca y seguirá sacando de la chispera. Esta misma semana arrancaba con los fastos a propósito del aniversario de la entrada española en la Alianza Atlántica, boicoteados como no podía ser de otra manera por la parte podemita del «equipazo» del Gobierno pero al menos vendiendo el buen tono atlantista del presidente como ejemplar anfitrión desde Quintos de Mora hasta el Teatro Real, del secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg, una buena mano de Sánchez en la partida, que quedaba desdibujada por el inmisericorde dato del IPC otra vez aumentando en mayo hasta el 8,7 %, con el agravante de una inflación subyacente en su nivel más alto desde hace 27 años.

Desde el pasado viernes y coincidiendo con los prolegómenos de la campaña andaluza que esta noche da su pistoletazo de salida, trata de venderse un maná de ayudas desde Bruselas cuyo porcentaje de ejecución hasta la fecha es nimio, con proyectos de difícil cumplimiento en plazo y siempre con cuentagotas –el acuerdo «ibérico» para la contención del precio de la energía todavía se encuentra en «boxes»– a lo que se añade la obstinación por extender cheques en algunos casos vía decreto que, además de no ser gratuitos porque entre otras cosas aumentan la desbocada deuda pública acaban hipotecando el futuro del país teniendo en cuenta que, gobierne quien gobierne habrán de ser las generaciones futuras las que lo terminen por sufragar. Las alarmas demoscópicas no paran de zumbar en La Moncloa y en Ferraz y eso obliga a un plus de calidad en la movilización de la feligresía socialista que, a golpe de presupuesto será de todo menos barato.