Argelia
Claves
Gobernar España no es algo que pueda hacer cualquiera, como aseguraba aquel. Aunque, cuando la gobierna cualquiera, ya sabemos lo que pasa.
España no va bien. Pero es lógico que, cuando una nación está administrada mayoritariamente por quienes desean demolerla, nada marche a la perfección. A eso se le llama, por lo general, cumplir los objetivos. Y lo que cabe esperar entonces es que el bien común sea lo menos común que suceda de forma habitual, pues el bien común obviamente se sustituye por el bien particular de solo unos cuantos… No me hago ilusiones respecto al conocimiento real de la vida cotidiana «del pueblo» (¿!) que tienen quienes pivotan los destinos de un Estado en esta época. Pero, aun así, creo que las señales de deterioro en el bienestar de la mayoría ciudadana son evidentes por aquí, y que se van agravando cada día.
Ocurre, asimismo, que la tecnología y el signo de los tiempos están favoreciendo que hipótesis peregrinas –sobre complots indemostrables, intrigas neobizantinas, rocambolescas conspiraciones…– abunden por doquier. El asunto del Sáhara, verbigracia, ha disparado las más absurdas presunciones respecto a los motivos que habrá tenido el gobierno de España para cambiar radicalmente, valga la redundancia, una política que llevaba décadas manteniendo un difícil equilibrio entre Marruecos y Argelia y que permitía a España seguir comerciando y relacionándose diplomáticamente (a duras penas, pero así y todo) con ambos países, enemigos acérrimos, e irreconciliables, entre sí. Porque, además, Marruecos es fiel aliado de USA, mientras Argelia siempre ha estado del lado soviético, hoy ruso. Pero, pasiones e ideologías aparte, lo más razonado es descartar tantas intrincadas explicaciones sobre la pésima y dañina política exterior española, que parecen solo fantasías propagandistas de competidores por el poder. La clave más sencilla –y por tanto la que más cerca debería estar de la verdad– del disparate continuo en que vive España, podría ser el conmovedor deseo gubernamental de acercarse a EEUU, y que personas poco o nada preparadas para ello toman importantísimas decisiones bajo el control de su incompetencia, superficialidad o interés. Porque no: gobernar España no es algo que pueda hacer cualquiera, como aseguraba aquel. Aunque, cuando la gobierna cualquiera, ya sabemos lo que pasa.
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