Opinión

Calle de las artistas Petróleo y Salvaora

De la casapuerta del LGTBIQ+ nunca supe en qué letra vivía la Petróleo. La única identidad que cuenta en Cádiz es la del arte, la gracia y la grandeza.

Notas del 30 de junio y cuaderno por tanguillos. Ya ha terminado lo de la OTAN y no hemos quedado como la chata, cosa que no estaba tan clara al principio. Muy al contrario, la imagen de Madrid y del país ha sido buena, a las protestas contra la OTAN no han acudido ni los que iban cobrando y al que se le ocurrió llevar a los líderes a cenar al Prado habría que mandarle una caja de langostinos de Sanlúcar. Qué gusto poder dar la enhorabuena a Sánchez. Ha estado Cumbre.

Tan cerca y tan lejos de la Madrid acorazada, en Cádiz han inaugurado una calle a las artistas Petróleo y Salvaora, dos de las primeras transformistas de España. ¡Bien, Kichi, bien picha! Me quedo a vivir un rato en las imágenes de la mañana en la Tacita: el sol tirándose desde las azoteas, los geranios, el bullicio y el barrio de La Viña en su divino laberinto de felicidades.

De la casapuerta del LGTBIQ+ nunca supe en qué letra vivía la Petróleo. La única identidad que cuenta en Cádiz es la del arte, la gracia y la grandeza. Al cruzármela por la calle, yo le gritaba: “Tete, qué guapa estás”, y ella me respondía que el que estaba guapo era yo.

A La Petróleo y la Salvaora les quiero poner yo una calle en este cuaderno. Hasta la bestia de cemento asfalto y cristal me llega la homenajeada en su gracia socarrona y otoñal de moño, escote y labios pintados, de mantón como de Manila de cantar que en el Café de Chinitas “entre palmas y alegría cantaba la maricona”, y de tener ya más años que el Teatro Romano. Viene con la voz rota por la emoción y el jodido fumeque y resuelve con la sabiduría de tres mil años de historia el juego enloquecido de las etiquetas y los carnets de bragueta que se van repartiendo por ahí. Ha dicho: “Gracias a la gente que me quiere no por maricón, si no por cómo soy como persona y como artista”. Cádiz, siempre al rescate.