Pedro Sánchez

Hay que dar gracias a Sánchez

«Necesita un salvavidas para hacer frente al tsunami político que se le viene encima»

Estoy muy contento, porque soy uno más de los millones de españoles ignorantes que nos enteramos este miércoles, gracias a Sánchez, de que «ETA ya no existe. Desapareció». Es importante saber que fue gracias al PSOE. Como todo en nuestro país. A estas alturas ya tengo muy claro que pudimos abandonar la miseria, el retraso educativo y la sociedad de las desigualdades y la opresión gracias a la llegada de los socialistas al poder. Los escritores hispanorromanos, los hombres de la ilustración, los exploradores, los científicos de todos los tiempos, Cervantes, Quevedo, Góngora, Goya, Velázquez, Murillo… eran, sin lugar a dudas, militantes socialistas, aunque no lo sabían. No hay ningún avance económico, cultural, científico, educativo o social que no haya sido gracias a ellos. Suárez, Calvo-Sotelo, Aznar y Rajoy no hicieron nada. España existe gracias al PSOE. La derrota de ETA fue el resultado de la genial acción socialista, porque cayó rendida sin que el PP hubiera participado en nada. Por tanto, no puedo por menos que agradecer a Sánchez que me haya iluminado en la oscuridad en que me encontraba.

A diferencia de los pijo progres de la izquierda gubernamental, estudié en una universidad pública gracias a la magnanimidad socialista. Por supuesto, la educación era desastrosa en España hasta que González llegó al poder. Éramos un país de analfabetos. Es lo bueno de ser gobernados por los progresistas. Tras abandonar a Sánchez en su País de las Maravillas, es bueno regresar a la realidad. Ese mundo de fantasía nunca existió. España avanzó gracias a la UCD, al PSOE y al PP. Todos intentaron gobernar para mejorar la sociedad, pero nadie es perfecto, ni siquiera Sánchez, y se cometieron errores. He de reconocer que le entiendo, porque necesita un salvavidas para hacer frente al tsunami político que se le viene encima tras los últimos fracasos electorales y la crisis económica. Creo que se equivoca abrazando el populismo de la izquierda radical. A corto plazo le permitirá llegar a las generales y aprobar nuevas leyes de ingeniería social, pero me temo que el coste en las urnas será enorme. Nunca he escondido que soy un firme defensor del bipartidismo imperfecto, por lo que creo que hay que gobernar desde la centralidad. Nada bueno puede salir de hacerlo con los herederos de ETA, los comunistas, los antisistema y los independentistas