Cultura

Olivia

Olivia Newton-John hacía de joven de mentirijillas, como ahora nosotros, que queremos prolongar la ausencia de la pata de gallo hasta la jubilación, pero la pata de gallo llega aunque tú no quieras

Vale, voy a hacer de miembro destacado de la «generación silver». Vosotros, niñatos, los que emprendéis una guerra contra los «baby boomers» porque no os vamos a dejar ni limaros las uñas a cargo del Estado, antes muertos, no asististeis al estreno de «Grease». Yo, sí. Yo no estuve atento a la televisión el día que estrenaron «The big bang theory» que, por cierto , si eso es divertido esperad a ver «El séptimo sello» de Bergman, que os vais a descojonar, pero no me he perdido «Strangers Things « y, por supuesto, los besos de «Euphoria» . Veo lo mismo que vosotros pero no soy uno de vosotros. Para empezar, he dejado de fumar. Desconfiad de los que abandonan los vicios porque os acabarán traicionado en algún momento del camino. Olivia Newton-John se quitaba el cigarrillo de la boca y lo pisaba con sus tacones de aguja mientras el paleto de John Travolta lo mantenía encendido entre los labios como si le quemara el sexo. Una macarrada resuelta con tan poca elegancia como escaso morbo.

Tal vez pensaban que este era un artículo melancólico sobre el tiempo de las chupas de cuero. No. Aquella película bobalicona inauguró el tiempo imbécil en el que vivimos. Una peli de los ochenta que imitaba a otra de los cincuenta es ya como para escamarse. Desde entonces, todo se repite. Ni siquiera se han esforzado en crear una estética propia, retazos de otras anteriores han servido para el pastiche de lo que llaman vanguardia. Para ir así prefiero la chaqueta y la corbata, sobre todo ahora que está en retirada. Es una manera de ir a la contra y de tapar los tatuajes en el antebrazo en caso de que te lo hayas hecho y naciste antes del 64. En qué estarías pensando: si no cambias de peluquero al menos busca otro camello.

Olivia Newton-John, Dios la tenga en su gloria, hacía de joven de mentirijillas, como ahora nosotros, que queremos prolongar la ausencia de la pata de gallo hasta la jubilación, pero la pata de gallo llega aunque tú no quieras.