Crisis económica

«Ahora todos somos fijos, pero yo soy obrera temporal»

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de gira para «sumar», ha explicado, a través de las redes sociales, que «en un escenario incierto, nuestro mercado de trabajo se comporta con solidez

José Luis Escrivá, ministro de la Seguridad Social, defiende que agosto ha sido «un buen mes para el empleo». Los datos, desnudos, indican que el paro aumentó en 40.428 personas, hasta alcanzar los 2,92 millones de desempleados, y que la afiliación a la Seguridad Social descendió en 189.963 cotizantes. Winston Churchill, en su interminable repertorio de citas, tiene una en la que asegura que «solo me creo las estadísticas que yo, personalmente, he manipulado». Hay dudas de su veracidad porque no figura en los registros de la International Churchill Society, pero tampoco entre las que menciona como falsas. También se le atribuye, aunque no hay certeza absoluta de que lo dijera, que «las estadísticas son como un borracho en una farola: le sirve más de apoyo que de iluminación». La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de gira para «sumar», ha explicado, a través de las redes sociales, que «en un escenario incierto, nuestro mercado de trabajo se comporta con solidez y capacidad de respuesta» y presume de 500.000 contratos fijos gracias a su reforma laboral. Al mismo tiempo, la CEOE que preside Garamendi –que sueña con presentarse a la reelección sin rivales para asegurarse la poltrona– apunta que «la pérdida de cotizantes del último día de mes marca un máximo histórico de 409.429 empleos destruidos, la cifra más alta desde 1982». Funcas, uno de los principales «think-tanks» económicos del país, que encabeza Carlos Ocaña –en su día secretario de Estado con Pedro Solbes– sostiene que «se mantiene la tendencia positiva en empleo» y que en términos desestacionalizados el dato de afiliación a la Seguridad Social «es uno de los mejores registros del año». Apostilla también que «continúa el trasvase de afiliados temporales hacia indefinidos, si bien el mes pasado este fenómeno se moderó». Hay, además, otras muchas interpretaciones de los últimos datos del paro y para todos los gustos. La realidad, sin embargo, «ni quito ni pongo rey», es la que es.

Marta, española, treintaytantos, trabaja como camarera en un hotel de playa. Hace jornadas intensas y largas, tiene un contrato en regla y la empresa cotiza lo que corresponde a la Seguridad Social. El trabajo es exigente, pero ella lo hace contenta y no se queja, porque es una ocupación, la necesita. Marta no sabe mucho de relaciones laborales ni de tecnicismos, pero resume en unas palabras lo que podría ser toda una tesis doctoral sobre el mercado laboral y la reforma de Yolanda Díaz. «Ahora –dice sonriente– todos somos fijos, discontinuos claro, pero yo soy obrera temporal». Estadísticas y realidad.