Toni Bolaño
C’est la guerre
El martes en estas páginas publicamos un artículo que alertaba del escenario de batalla como preparación de las elecciones del próximo año. El PP atacaba para presentarse como el adalid de las bajadas de impuestos con Andalucía y Madrid. En las últimas horas se ha sumado Murcia. De Castilla y León nada se sabe. Los populares marcaban su territorio, pero el Gobierno y sus aliados recogían el guante preparados para hacer una llave de yudo al PP aprovechando su fuerza. El martes se bajó el IVA del gas y ayer se aprobó un techo de gasto de 198221 millones de euros, que no incluye la inversión militar, aliviando la pugna entre socialistas y morados.
Ahora ya sabemos cuánto y tendremos que esperar a saber el para qué cuando el ejecutivo presente el proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2023. No tengan duda, el Gobierno de Pedro Sánchez seguirá izando la bandera de las clases populares frente a la sumisión del PP a los más ricos con unos presupuestos de marcado carácter social y que irán acompañados de una medida estrella: que las clases más pudientes colaboren en estos momentos de evidente excepción.
El impuesto a las grandes fortunas se abrirá paso en España, pero no se engañen, al igual que el impuesto a las energéticas y a los bancos, el de los ricos se irá abriendo paso también en Europa y también en Estados Unidos. Bélgica, Suiza, Suecia, Francia y Países Bajos tienen impuestos de estas características. España no es una excepción. El presidente Sánchez lo formula con su «tienen que arrimar el hombro». No es desacertada la definición porque predispone a favor a un amplio segmento del electorado que piensa que si siguen siendo grandes fortunas implica que han resistido a la crisis o que se han aprovechado. No es una idea bolivariana como se apuntó. Puede tener más recorrido del que algunos piensan y será una punta de lanza del PSOE, y el espacio morado, para buscar el cuerpo a cuerpo con los de Feijóo.
La guerra ha subido un escalón, o más diría yo, en la peligrosidad. Putin sin el apoyo de China, la cada día creciente belicosidad de Turquía y el claro desmarque de India, ha tenido que afrontar en solitario la mala marcha de la guerra. Movilización de 300.000 personas, más gasto y producción militar y anexión vía pantomima de referéndum de las zonas ocupadas para elevar la tensión y evitar una derrota militar. Conclusión: la inestabilidad y la incertidumbre llega a una posible guerra nuclear. Por tanto, la crisis se acentuará, las desigualdades aumentarán -los informes de las entidades de ayuda son escalofriantes. Miles de personas en las colas del hambre aun teniendo trabajo- y la tensión social también. Por eso, el PP ha jugado fuerte con los impuestos y el PSOE le ha recogido el guante. Ambos se encuentran cómodos en este debate y van a medir sus fuerzas. Los que daban la victoria al PP en este pulso quizá deberían haber esperado a vender la piel del oso después de cazarlo. La batalla está servida, c’est la guerre.
El PP con este golpe de mano ha cogido impulso en el espacio de centroderecha. Ciudadanos parece un proyecto finiquitado y VOX está en fuera de juego con los nervios a flor de piel por los movimientos de Olona. Los ultras han quedado descolgados en el debate más preocupados por sus cuitas internas en las que la disidente es la que marca la agenda. Cosas veredes amigo Sancho decía El Quijote. En este serial, cosas veremos. ¿Se romperá VOX? De momento, sin respuesta. Hoy podemos tener más datos desde Murcia, donde Olona dará una conferencia en la Universidad con escrache incluido. Todo un ejemplo de marketing político. Para VOX esta situación no es un buen presagio electoral. En el otro frente, la mayoría de investidura. El PSOE ha cogido el protagonismo del debate al que se han sumado desde ERC hasta Más País, e incluso el PNV. En este grupo, los codazos no faltan, pero tienen una bandera que izar para parar los pies a un crecido PP. En el PSOE ven luz al final del túnel.
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