Economía

Escrivá, Friedman, las pensiones y Agamenón

El inefable, polémico y a veces iracundo ministro de la Seguridad Social, necesita aprobar una reforma de las pensiones antes de final de año, según el acuerdo alcanzado con la Comisión Europea para recibir los fondos «next generation»

Milton Friedman (1912-2006), premio Nobel de Economía 1976, máximo representante de la Escuela de Chicago y, sobre todo, liberal no está muy de moda en tiempos dominados por el iliberalismo en algunos lugares y por el neoperonismo y por nostalgias neo-marxistas en otros. El economista americano defendía que «la única razón por la que hay una crisis de las pensiones en Estados Unidos, Europa y Japón es que no se puede mantener un esquema «Ponzi» –estafa piramidal– indefinidamente. Hemos cobrado a los jóvenes de hoy para pagar a los viejos de hoy y contamos con los jóvenes de mañana para seguir haciéndolo. Ese fue un buen plan, siempre y cuando el número de jóvenes creciera más rápido que el de ancianos. Cuando esa proporción llega a su fin, ese sistema también tiene que terminar». El que Friedman fuera liberal no impide que tuviera razón. Machado ya le hizo decir a Mairena –aquel libro que Pablo Iglesias regaló a Rajoy, como si el entonces presidente no lo conociera– que «la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero».

José Luis Escrivá, el inefable, polémico y a veces iracundo ministro de la Seguridad Social, necesita aprobar una reforma de las pensiones antes de final de año, según el acuerdo alcanzado con la Comisión Europea para recibir los fondos «next generation». Escrivá y el Gobierno quieren alcanzar un compromiso rápido con los agentes sociales, sindicatos y empresarios, y con las partes del Gobierno que lideran Irene Montero y Yolanda Díaz que, en este asunto, es posible que incluso coincidan. El ministro organizó ayer una reunión de la que nadie esperaba mucho, porque las posturas están muy alejadas y todos los interlocutores esgrimen razones convincentes para sus parroquias. Las pensiones costarán este año la friolera de unos150.000 millones de euros y cada mes alcanzan un nuevo récord de gasto. Así ocurrirá también en 2023 y en los años posteriores. Solo hay dos alternativas o una combinación de ambas, reducir las prestaciones –las pensiones, al menos las nuevas– o conseguir muchos más ingresos, que suelen llegar vía cotizaciones, de trabajadores y empresarios, que aseguran que será contraproducente para el empleo. Montero y Díaz no quieren ni oír hablar de menos prestaciones ni más requisitos –carreras de cotización más largas– y todo apunta que el Gobierno, otra vez, tirará por la calle de en medio y reformará las pensiones por Decreto Ley, sin que nadie piense en lo de los jóvenes y ancianos que explicaba Friedman.