Medio Ambiente

No todo el hidrógeno es verde

Aunque hay ocho tipos diferentes de colores en producción de hidrógeno, la UE pretende que todos sean «verdes», como el gas y la nuclear

A la pregunta de cuál será la energía del futuro, cabe responder que, desde luego, no puede ser el petróleo. Tampoco el carbón. Siempre se ha sostenido, con razón, que lo ideal es el mix, no depender de ninguna en especial, no eliminar de golpe ninguna, pero ir introduciendo lentamente las más limpias, para dejar de contaminar. Sólo que se pueden producir situaciones indeseables si lo que se pretende es cambiar el modelo carbonizado a la fuerza y en poco tiempo. Es lo que le está pasando a la Comisión Europea. Asediada por la crisis del gas y los hidrocarburos, la UE pretende tumbar de la noche al día el actual modelo, y eso empieza a generar problemas. Aunque las energías renovables son estupendas, no podemos depender enteramente de ellas. La fotovoltaica funciona como un tiro en los meses de más luz y calor, pero cuando nos acercamos al invierno su rendimiento baja. Como la eólica si no hay viento. Por fortuna hay otras fuentes: hidroeléctrica, geotermia, biomasa o hidrógeno. En Bruselas quieren calificar de “verde” todo tipo de hidrógeno, lo que es un error. Igual que lo es considerar “verdes” al gas natural y a la nuclear. El gas contamina mucho menos que el petróleo y el carbón. Pero es una energía fósil. Pese a no emitir CO2, la nuclear tiene el problema de los residuos. Luego gas y nuclear no son energías verdes, por mucho que lo diga la UE. Cosa diferente es que haya que contar con ambas dentro del mix. Quedarnos sólo con la solar y la eólica es suicida. Como la Comisión no quiere dar su brazo a torcer en su política de eliminar ya las fósiles, pretende hacernos creer que el gas y la nuclear son renovables. No es verdad. Y tampoco todo el hidrógeno es verde, como intenta ahora maquillar Bruselas. Producir hidrógeno a partir de energías tradicionales es una muy buena opción dentro del mix. Aunque no debemos auto-engañarnos. Sólo es verde el hidrógeno generado a partir de fuentes renovables, y es el más costoso. En realidad hay otros muchos tipos de hidrógeno: azul, gris, negro, turquesa, rosa, amarillo o blanco. El negro se obtiene del carbón. El azul también, solo que capturando el CO2. El gris y el turquesa se extraen del metano. El rosa, de la nuclear. El amarillo, de la hidroeléctrica. El blanco, en fin, está en reservas subterráneas naturales o como subproducto de procesos industriales. No se puede aprovechar.

El hidrógeno puede ser la energía del futuro, por qué no. Es el elemento más abundante del universo, nunca se termina, no emite ni un solo átomo de carbono y tampoco CO2. El problema es transformarlo en energía, producirlo de manera limpia y barata, almacenarlo de manera segura. Y crear una red de distribución eficiente. Un reto no menor.