Pedro Sánchez

Empieza el procés 2.0

El primer objetivo es convocar un referéndum mediante un acuerdo con el Estado; de no haber acuerdo, se convocará un referéndum unilateral. Aroma de 2017.

El trompeteo cruzado provocado por la decisión del Tribunal Constitucional ha tenido el efecto colateral de esconder bajo la alfombra el aviso de lo que está por venir. Una de las claves la aportó el presidente de la Generalitat. Dijo Pere Aragonès, en una reveladora entrevista con Àngels Barceló en la Cadena Ser, que con los indultos, la eliminación del delito de sedición y la reducción de penas por malversación, los independentistas habían conseguido «limitar la capacidad represiva del Estado». En paralelo, el presidente del Gobierno nos aseguraba que «el procés ha acabado», y que «no va a haber ninguna consulta de autodeterminación», mientras Oriol Junqueras nos comunicaba, con igual firmeza, que habrá otro referéndum. Parecía el inicio de un procés 2.0, con el mismo propósito que el procés 1.0: el primer objetivo es convocar un referéndum mediante un acuerdo con el Estado; de no haber acuerdo, se convocará un referéndum unilateral. Aroma de 2017.

El 29 de diciembre de 2006, el presidente Zapatero compareció ante los periodistas, en la habitual rueda de prensa de fin de año. En aquel momento, ETA mantenía un alto el fuego y en Moncloa crecía el optimismo sobre un inminente final de la banda terrorista. Zapatero, solemne, proclamó ante los españoles que «estamos mejor que hace cinco años y mejor que hace un año». Y añadió, con atrevido ánimo prospectivo, que «dentro de un año estaremos mejor que hoy». Zapatero era un político audaz, pero con ese mensaje traspasó la línea de la temeridad (como tantas veces le ocurre al actual presidente del Gobierno). Un día después de pronunciadas esas palabras, el 30 de diciembre de 2006, ETA hizo estallar en la Terminal 4 de Barajas una furgoneta cargada con varios cientos de kilos de explosivos.

La enseñanza de aquel terrible episodio es que nadie puede prometer que ocurrirá aquello que no está en su mano prometer, porque no depende de su voluntad, sino de la voluntad de otros. Que el procés haya terminado, o que haya un nuevo procés, no depende de Pedro Sánchez. Sería bueno empezar por asumir esta realidad.