
Energía
Frente a la crisis energética: La tecnología es la clave
Es imprescindible que las empresas traten de mejorar la eficiencia energética de sus centros de datos y que modernicen la infraestructura informática para reducir el consumo de energía

Este año en España hemos experimentado la ola de calor más fuerte desde que comenzamos a realizar mediciones climatológicas, a lo que siguieron innumerables inundaciones por todo el territorio. A continuación, se produjo una sequía. Nadie puede negar que, en los últimos años, estamos presenciando algunos de los acontecimientos climáticos más impactantes y devastadores de la historia y, por si esto fuera poco, estamos sumidos en una innegable crisis energética.
En este contexto, tanto las empresas como el Gobierno se han visto obligados a replantearse la diversificación y la autonomía energética a la vez que se gestiona la crisis climática, que ya se ha convertido en un reto permanente para la humanidad. Ya no existe más margen para la actuación: debemos implementar los cambios ahora y hacerlo con responsabilidad, colaboración y con una visión unificada.
Esto quiere decir que los planes de sostenibilidad de las organizaciones deben incluir maneras de fomentar la eficiencia energética, pero también formas de reducir las emisiones derivadas del consumo de energía. Estos dos objetivos solamente se pueden lograr con la inversión en nuevas tecnologías como Cloud o IA y la mejora en la eficiencia energética de las infraestructuras de proceso de datos.
Gracias la necesidad de cambio y mejora urgente en estos aspectos, hemos visto cómo, este mismo año, muchas compañías han implementado medidas que han contribuido a aumentar tanto la productividad como la eficiencia desde un punto de vista energético. Casos conocidos son BBVA o Rural Servicios informáticos, quienes han reducido su consumo energético sustancialmente gracias a la modernización de sus infraestructuras tecnológicas. En otras palabras, se ha logrado reducir las emisiones, mitigar el riesgo climático y ampliar los ciclos de vida de los activos. Pero esto solo es el principio del cambio que necesita nuestro planeta.
Las empresas tenemos ya la obligación, y la oportunidad de trabajar en tres verticales diferentes y complementarias: La gestión inteligente de activos, instalaciones e infraestructuras; el desarrollo e implementación de tecnologías responsables y verdes; y finalmente, la creación de cadenas de suministro sostenible y que fomenten la economía circular.
Es preciso que las empresas comprendan la huella energética y de carbono de sus activos y esto puede suponer un reto importante ya que requiere la recopilación y el análisis de una montaña de datos procedentes de diversas fuentes. Por suerte, en la actualidad existen tecnologías ya muy desarrolladas, y construidas sobre IA, que permiten recopilar todos esos datos de forma coherente y ordenada. Aplicándolas, no solamente se logra reducir los costes de producción, sino también adquirir conocimientos operativos para impulsar la transición hacia energías más limpias, la gestión eficiente de los residuos y la descarbonización, lo que en última instancia, permite reducir significativamente el nivel de la huella de carbono.
Por ejemplo, el machine learning permite seleccionar los datos, unificarlos y darles sentido. A continuación, los presenta a los decision makers de forma ordenada y coherente para que se puedan tomar decisiones de negocio informadas e inteligentes.
Del mismo modo, la Inteligencia artificial y el blockchain proporcionan visibilidad del inventario, lo que permite reducir el desperdicio de productos, realizar pedidos más ajustados al consumo y, por ende, reducir la huella de carbono. Las soluciones de automatización de IBM, como IBM FoodTrust, han ayudado a que empresas como Deoleo o Nueva Pescanova operen con cadenas de suministro más transparentes, con mayores índices de trazabilidad y descarbonizadas.
También debemos reconocer que la tecnología no está libre de impacto. Los ordenadores, los centros de datos y las redes consumen aproximadamente el 10% de la electricidad mundial. Por ello, estamos trabajando para aumentar la adopción de fuentes de energía renovables para alimentar nuestros centros de datos en todo el mundo. En IBM, tenemos el objetivo de obtener el 75% de la electricidad que consumen nuestros centros de datos en todo el mundo a partir de fuentes renovables para 2025, y el 90% para 2030. Llevamos, desde junio de 2022, trabajando como compañía en la consecución de este objetivo.
En concreto, en España hemos firmado acuerdos con centros de datos cuya energía proviene de fuentes 100% certificadas como verdes. Además, hemos puesto en marcha proyectos con el objetivo de mejorar la eficiencia energética de los equipos de refrigeración y TI, modernizar la iluminación y mejorar la eficiencia operativa de las infraestructuras de los edificios.
Y es que es imprescindible que las empresas traten de mejorar la eficiencia energética de sus centros de datos y que modernicen la infraestructura informática para reducir el consumo de energía. La reducción del consumo energético vinculado a la tecnología también supondrá un claro ahorro de costes para las organizaciones.
Es imprescindible que las compañías se conciencien de la importancia de actuar ahora, y que pongan en marcha planes de ESG y de ahorro energético que supongan un progreso significativo. La tecnología será un catalizador imprescindible para ayudarles en la consecución de sus objetivos y poder triunfar como empresas sostenibles. Y, tal vez, entonces, seamos capaces de devolver un mayor equilibrio climático a nuestras generaciones futuras.
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