Pedro Sánchez
La estrategia catalana de Sánchez
«Los 48 escaños que aporta Cataluña al Congreso de los Diputados es un botín muy suculento»
Hay que partir de la base de que Sánchez no se cayó del caballo como San Pablo y súbitamente descubrió que el desafío independentista era, simplemente, un conflicto político que se resolvía cediendo ante ERC. La elección de Junqueras como mejor amigo, dicho irónicamente, es solo una cuestión de cálculo electoral. La conversión del centralista Sánchez en un fervoroso defensor de la integración del nacionalismo catalán, con la desaparición de la sedición y el abaratamiento de la malversación, se basa en los 48 escaños que aporta Cataluña al Congreso de los Diputados. Es un botín muy suculento, porque la suma, en las pasadas elecciones, de PSC, ERC, JxCat, En Comu Podem y Cup ascendió a 42 diputados frente a los 6 que obtuvieron PP, Vox y Cs. No sé qué sucederá el 3 de diciembre, la fecha más probable, pero el primer bloque está constituido por formaciones que nunca votarán al PP. No puede contar con la derecha nacionalista de JxCat, ahora lanzada al monte y liderada por el iluminado Puigdemont. Por otra parte, la presencia de Vox es un factor aglutinante del frente antiPP y tampoco se puede contar con el PNV. Es probable, además, que suceda lo mismo con los diputados que consiga, suponiendo que así sea, la amalgama de la España vacía.
La situación actual no tiene nada que ver con los 11 escaños que logró el PP en 2011. En aquel momento, el PSC consiguió 14; CiU, 16; ICV, 3 y ERC, 3. Cataluña se ha convertido en el agujero negro del centro derecha español por méritos propios. No se ha podido hacer peor. La estrategia ha sido chapucera, caótica e irresponsable. El único culpable del desastre es el PP, con la inestimable ayuda de Ciudadanos, que ha despreciado todas las oportunidades y ha despilfarrado su enorme caudal político. En cambio, los socialistas han sido más hábiles, así como desleales, como es habitual, con el resto de formaciones constitucionalistas. Está en su naturaleza. Es lo que hizo Patxi López en el País Vasco, pero los populares no aprenden. No se le puede negar a Sánchez una gran capacidad de supervivencia y una indudable inteligencia política. Por ello, la batalla catalana es clave para forjar la alianza que le permita seguir en La Moncloa.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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