Guerra en Ucrania

Necesidad de una estrategia de salida para la guerra de Ucrania

Rusia está inmersa en una batalla existencial con Occidente y por ello, para la mayoría de los rusos, Rusia debe ganar o luchar hasta el final

Luis Feliu

En noviembre de 2022, el General Jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU declaró que la guerra en Ucrania no se puede ganar por medios militares. Por otro lado, las sanciones económicas nunca en la historia han dado los resultados pretendidos. También recordó que, en la Primera Guerra Mundial, la negativa de los adversarios a negociar condujo a millones de inútiles muertes adicionales. Solo los 14 puntos del presidente Wilson de EEUU para el fin de las hostilidades consiguieron parar la guerra. Actualmente, Polonia, los países bálticos, EEUU y el Reino Unido desean conseguir una más que improbable victoria militar completa sobre Rusia, que quizá lleve a decenas de miles de inútiles muertes adicionales y una gran destrucción en Ucrania.

Esa victoria total podría requerir una guerra muy larga, de desgaste y su duración dependería de factores no suficientemente valorados. Muchos creen que si Occidente sigue suministrando a Ucrania las armas, sistemas y tecnología avanzada, además del asesoramiento y los recursos financieros que necesita para seguir luchando y continua el apoyo de las grandes empresas tecnológicas norteamericanas que suministran directamente a Ucrania sistemas avanzados a su coste y riesgo, Rusia seguramente pierda la guerra, o quizás no, a la vista de la situación después de nueve meses de guerra, y esa incertidumbre es determinante para una estrategia de salida.

La guerra ya ha causado tremendos daños a Ucrania y también grandes pérdidas económicas para Europa, y de todo tipo para Rusia. A pesar del apoyo de Occidente a Ucrania, de las nueve series de sanciones de la UE, de una dureza nunca vista hasta ahora, y particularmente del apoyo de los EEUU, que sostienen financiera y materialmente la guerra, Rusia ha aguantado, y lo ha hecho mejor de lo previsto. A pesar de las repetidas derrotas militares, el Ejército ruso mantiene capacidad operativa suficiente para reaccionar.

Lo mismo ocurre con la economía de Rusia, el comercio y la industria resisten a pesar de las tremendas sanciones impuestas por los gobiernos occidentales. La economía rusa se ha contraído en 2022 solamente un tres por ciento, significativamente menos de lo previsto, y su sistema financiero sigue siendo sostenible y aún cuenta con un superávit por cuenta corriente suficiente, lo que permite a las empresas y al gobierno ruso encontrar gran parte de lo que necesitan en el mercado global.

Por el momento, la mayoría de los rusos continúan apoyando a su gobierno y no están dispuestos a aceptar una derrota humillante. Para muchos rusos la derrota del ejército ruso y la caída de Putin representaría un caos económico y la anarquía total. En consecuencia, el enfoque actual de Occidente de mantener la guerra es arriesgado. No solo por el número de muertos, la destrucción en Ucrania y el coste financiero de la misma, que seguirán aumentando, sino por el hecho de que Rusia está inmersa en una batalla existencial con Occidente y por ello, para la mayoría de los rusos, Rusia debe ganar o luchar hasta el final. Se piensa, con razón, que Rusia inició las hostilidades y debe pagar por ello. Pero ahora a la vista de la situación de la guerra es el tiempo de encontrar una estrategia de salida.

En ese escenario, hay que considerar adecuadamente los riesgos de continuar la guerra. Parece cada vez más evidente que Rusia no puede ganarla, dado que el equipo militar suministrado por Occidente a Ucrania es superior tecnológicamente y las fuerzas rusas están limitadas en muchas capacidades. Pero tampoco está dispuesta a perder y cuanto más dure esta guerra, peores serán sus consecuencias para los contendientes, en particular para Ucrania. Por lo tanto, es una guerra que ninguno de los contendientes puede ganar, ni tampoco perder, de ahí la complejidad de una estrategia de salida.

Finalmente, no podemos predecir los efectos a medio y largo plazo de la guerra en Ucrania. Pero los efectos desestabilizadores de las guerras prolongadas y destructivas durante el siglo pasado se conocen en Europa y siembran la semilla de futuros conflictos. Es por ello preciso una estrategia de salida del conflicto que pueda ofrecer seguridad y un futuro tanto a Ucrania como a Rusia, en un marco de discusión que aún está por definir. El fin de hostilidades debe ser de tal manera que los contendientes estén razonablemente descontentos con el acuerdo. Sea cual sea, no se deberían repetir los errores de los acuerdos de Dayton que pusieron fin a la guerra en Bosnia-Herzegovina y que a largo plazo no han solucionado el problema.

Luis Feliu Bernárdez, es general de brigada (r). Academia de las Ciencias y las Artes Militares.