«De Bellum luce»

Abalos y el tufo a fin de ciclo

Ésta es la sensación que cunde en las filas socialistas, y la agonía para Moncloa puede durar más o menos, pero el punto de inflexión se ve como inexorable

Hay veces en política que cuanto más se mienta a la bicha, más grande se hace, y esto es lo que le está ocurriendo a Pedro Sánchez con la obsesión que le ha entrado por convertir en una de sus verdades absolutas la idea de que hoy está más fuerte que nunca, o dicho de otra forma, que se surtan de paciencia todos los que no le quieren porque no va a mover un pie de La Moncloa hasta que no se agote el plazo legal para disolver las Cortes Generales.

Puede decirlo tres o cuatro veces por día, pero no quitará para que en las últimas semanas en el PSOE se sientan como si les hubiera caído encima un mal hechizo, las meigas gallegas, que hacen que se les acumulen las desgracias. Hay tufo a fin de ciclo, a ese momento que le pasa a todos los gobiernos, sean del color que sean, en el que la cosa empieza a torcerse y no hay ya quien la levante. Ésta es la sensación que cunde en las filas socialistas, y la agonía para Moncloa puede durar más o menos, pero el punto de inflexión se ve como inexorable.

Por eso, el presidente puede desgañitarse proclamando su fortaleza, y multiplicar a sus portavoces para expandir la buena nueva entre los elegidos, pero lo de que el emperador está desnudo es una imagen cada vez más difícil de borrar de la mente de los «súbditos». Además, en Moncloa ha empezado a fallar el resorte de la comunicación. Ni siquiera en este apartado, en el que cogieron fama de ser como un buldócer, cuadran ya las cuentas. Desde que falta, en paz descanse, Miguel Barroso, los gurús no parecen tan listos ni son tan eficientes en colar los mensajes que le vienen bien al presidente. Y no será por falta de ganas del ejército de voceros que siguen moviéndose al ritmo que marca Moncloa, quizás porque saben que cuando falte Pedro Sánchez, no habrá «padrino» ni «madrina» dispuestos a taparles los agujeros. Estamos hablando de supervivencia, y ellos lo saben, porque no es sostenible un modelo de negocio en el que respiras mientras bailes los que te manda el que pone la pasta.

Por cierto, que en esto de que las meigas están haciendo de las suyas para desnortar al «sanchismo» hay mucho socialista que ha empezado a creer en brujería y las invoca no para pedirles que se aplaquen, sino para que persistan en sus maldades. Si no se puede desde dentro, a ver si viene desde fuera.