Eleuteria

Ábalos

Si en el futuro Ábalos terminara siendo imputado, ¿debería dimitir Sánchez por lo mismo que ahora le exige la renuncia a Ábalos?

El PSOE intentó forzar que José Luis Ábalos, ex secretario de Organización de ese partido y también ex ministro de Fomento con Pedro Sánchez, abandonara su escaño en el Congreso por la detención e investigación de su antigua mano derecha, Koldo García, en un (presunto) caso de corrupción coordinado desde dentro del Ministerio. De momento, Ábalos no está siendo investigado por la justicia, pero el hedor de corrupción de sus allegados parece constituir motivo suficiente para que sus compañeros reclamen su cabeza: a la postre, aunque Ábalos no haya sido un corrupto, puede tener culpa in eligendo o culpa in vigilando a sus asesores más cercanos. Se trata de un criterio, el de la decencia mínima exigible para ocupar un cargo público dentro del PSOE, que podrá parecernos muy exigente pero que, en todo caso, el partido está legitimado a autoimponerse como parte de su oferta electoral a los ciudadanos («nosotros somos tan incompatibles e intolerantes con la corrupción que, ante el menor indicio de ella, forzamos al cargo público a que se aparte»). Sin embargo, es dudoso que éste sea, en realidad, el estándar mínimo de decencia política que se autoimpone el PSOE, sino el que necesita ahora mismo imponerle a Ábalos para tratar de acallar el creciente descontento social que está germinando alrededor de Pedro Sánchez.

A la postre, si la culpa in eligendo o in vigilando constituyen responsabilidad política suficiente como para que Ábalos cese de sus cargos, ¿por qué ese mismo criterio no se le aplica a Francina Armengol, ex presidenta de Baleares y actual presidenta del Congreso, sobre la que se acumulan los indicios de haber sido absolutamente negligente a la hora de seleccionar proveedores de material sanitario y, sobre todo, de reclamar la necesaria indemnización por el material defectuoso? Todavía peor, ¿por qué Pedro Sánchez no se aplica a sí mismo el estándar de responsabilidad que le impone a Ábalos? A la postre, el propio Ábalos fue la mano derecha de Pedro Sánchez entre 2017 y 2021: si Ábalos no supo ni seleccionar ni vigilar a su mano derecha, ¿qué decir entonces de Pedro Sánchez, quien tampoco supone seleccionar o vigilar a un buen seleccionador o vigilante de manos derechas? De hecho, si en el futuro Ábalos terminara siendo imputado, ¿debería dimitir Sánchez por lo mismo que ahora le exige la renuncia a Ábalos? En coherencia sí, pero no busquen coherencia alguna porque se trata de mera supervivencia política: y por eso mismo Ábalos, quien también quiere sobrevivir, se ha negado a dimitir.